China ha prohibido la entrada de nuevos canales de televisión extranjeros con el fin de seguir reforzando el control sobre el sector y evitar la emisión de "programas perjudiciales", según la última normativa que divulga hoy la prensa oficial.

"China no permitirá que nuevas estaciones por satélite extranjeras tengan derecho a desembarcar en el país" hasta que el Gobierno "encuentre vías para regular los medios foráneos que ya están aquí", según la agencia oficial Xinhua.

De acuerdo a analistas citados por la prensa independiente, la restricción podría ser una reacción a la expansión de la participación extranjera en los medios nacionales, que sirven más como "instrumento de propaganda" que como "vía de entretenimiento".

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En la actualidad, tienen derechos de emisión masiva en China Rubert Murdochs News Corp., Viacoms MTV y Phoenix Satellite Television Co. Ltd., todas ellas en la provincia meridional de Cantón. También Tom Group Ltd., controlada por el multimillonario de Hong Kong Li Ka-shing, cuenta con derechos de emisión en una estación que gestiona, también en Cantón, junto con Time Warner.

Los informativos de la CNN y la BBC poseen derechos limitados de emisión, al igual que varios canales de Star TV.

La medida tendrá un impacto inmediato, a juicio de los analistas, en las compañías Disney y Viacom, que solicitaron una licencia de emisión limitada en el 2003.

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"El Gobierno quiere regular la actividad y no dejar que se le escape de las manos. Regulará lo que ya está aquí, luego esperará a los Juegos Olímpicos del 2008 y entonces, por fin, quizás abra el mercado", opinó Vivek Couto, de Media Partners Asia, según el rotativo South China Morning Post.

En noviembre del año pasado, China levantó la prohibición de inversiones extranjeras en la producción de programas televisivos nacionales, lo que las autoridades valoraron como un paso hacia la apertura del sector. Sin embargo, hace unos días dio un paso atrás en esa apertura al prohibir a las emisoras de radio y televisión nacionales cooperar con organizaciones extranjeras en operaciones de transmisión.

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Durante las negociaciones para su acceso a la Organización Mundial del Comercio (OMC) el Gobierno chino se negó a soltar la propiedad nacional de los medios de comunicación, pilar básico de la estructura política del país. De hecho, los canales extranjeros distribuyen sus señales a través del sistema nacional de satélite, lo que da a los hábiles censores chinos la posibilidad de cortarles la emisión cuando hablan de algún tema que no interesa a Beijing, como Taiwán, los derechos humanos o la secta "Falung Gong".