Es lo que ocurre sobre todo con aquellas ventas que se realizan a crédito. Lo justo y coherente sería pagar el IVA que ya se ha cobrado.

Un proyecto de ley que se está elaborando propondrá modificaciones en este sentido.

Parte de la tarea legislativa será evitar que malos comerciantes utilicen el nuevo mecanismo para evadir o postergar el pago de los tributos que recaudan. Bien sabemos que “hecha la ley, hecha la trampa”, y eso en materia de impuestos hay que multiplicarlo por dos.

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Por eso será indispensable perfeccionar mecanismos de control eficientes y no burocráticos, lo que tendrá su costo.

Pero el intento podría valer la pena, ya que las mayores beneficiarias de la reforma serán las nuevas empresas que se instalen, que ya no tendrán que abultar innecesariamente su capital de operación inicial.

Vista desde esta óptica, la reforma será un incentivo para nuevas inversiones productivas, lo que a la larga representará más empleo.

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Ese solo beneficio merecerá todos los esfuerzos que se hagan para perfeccionar el sistema.