Carlos Méndez es padre de familia de cuatro alumnos en la escuela Alberto Perdomo: su hija Erika, está en séptimo básico; Darwin, en quinto; Jéssica en tercero; y Dayana, en segundo.

Ellos tuvieron hepatitis A. Según indica ninguno de ellos consta en las estadísticas de la escuela porque con el diagnóstico del médico, los trató en su casa, porque a su criterio “la alarma de la directora de la escuela tiene fines políticos”.  

“Las causas de hepatitis son por el desaseo del plantel y las comidas que venden, eso ocasionó el brote y nosotros lo advertimos a inicios de año” sostuvo.

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Méndez denunció que fue agredido ayer, por haber alertado a las autoridades educativas por el cobro irregular de entradas de un bingo como requisito para hacer exámenes.

El padre de familia insiste en que la escuela no deben pedir más dinero para obras por cuanto existe la cuota que se cancela a inicios de año con las matrículas.