El marcador manual que estaba en el sector de la general de la avenida Quito, justo donde se ubicaba la barra Boca del Pozo, no apareció en ese lugar debido a los trabajos de ampliación que se ejecutan en el estadio Capwell. Los comunicadores radiales se cansaron de buscar dicho letrero que no fue situado en ningún otro sector del escenario eléctrico.

Pese a que no  alentaron desde la general de la avenida Quito, los integrantes de la barra Boca del Pozo no desmayaron en su afán de cantar y gritar por su equipo desde los graderíos de la calle San Martín. Al final del partido entre Emelec y Espoli, los hinchas salieron del estadio cantando y  tocando tambores.

Desde la cancha el médico del Emelec, Efraín Paredes, sugirió a los fanáticos que canten y griten por su equipo. El galeno de los azules, luego de atender al delantero Darwin Caicedo por un golpe que sufrió en el partido, se tomó un tiempo para levantar sus brazos e incentivar a los hinchas a que sigan apoyando al club millonario.

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Antes de que se  iniciara el partido entre Deportivo Quito y  Barcelona en el estadio Olímpico Atahualpa, los futbolistas amarillos entraron al terreno de juego con una pancarta en la que agradecían a sus hinchas capitalinos por el apoyo que le brindan en cada encuentro en esta plaza.

Los chullas tuvieron tres bajas ante los toreros: Luis Fernando Saritama y Carlos Hidalgo, que cumplieron suspensiones. Tampoco estuvo Johnny Baldeón que habría sido transferido al fútbol argentino sin que aún se conozca en qué club actuará (River o Talleres de Córdoba).

Un contingente de policías, equipados con uniformes antimotines y escudos especiales, se puso como escudo entre la barra de Barcelona y la Mafia Azulgrana, lo que evitó episodios de violencia entre las dos fanaticadas. Al final de este partido los amarillos sí dieron declaraciones a la prensa, lo que no ocurrió con los jugadores del Deportivo Quito.