Illich Castillo y Óscar Santillán, primero y segundo lugar del certamen artístico 2005, se sienten felices porque de los 17 artistas que fueron admitidos en la exhibición, once pertenecen al Instituto Tecnológico de Artes del Ecuador (ITAE), donde ambos  estudian. Aseguran que por ese motivo se tiene previsto organizar una fiesta a la que asistirán los alumnos de la  institución académica.

Illich Castillo: La pintura no ha tenido ninguna culpa

No es casualidad que la mayoría (11) de trabajos admitidos en el 46º Salón de Julio-Pintura Fundación de Guayaquil, que fueron 18, pertenezcan a alumnos y docentes del Instituto Tecnológico de Artes del Ecuador (ITAE), afirma el artista plástico guayaquileño Illich Castillo Vera, ganador del certamen pictórico con su obra Cómo se encienden los discursos populares, según Homs.

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“Ese fenómeno responde a un pénsum serio y realista frente a las necesidades de los artistas contemporáneos, las cuales deben suplirse. Esto genera a su vez un contraste con otras entidades que manejan el área cultural, como el Banco Central y la Casa de la Cultura, que deben trabajar en políticas culturales para vincular el arte en el público y no lo han hecho”, menciona.

Agrega que no por haber logrado el primer premio en el salón que lo organizan el Municipio y el Museo Municipal, destaca la labor que ambas instituciones realizan con el concurso pictórico, “porque así como hubo salones buenos, también hubo malos”, y en el de este año  enfatiza que las obras reflejan un empeño por transmitir un mensaje de reflexión y no buscan agradar visualmente.

Castillo, de 27 años y quien cursa el tercer semestre en el ITAE, dice que su meta es  incursionar en todas las vertientes artísticas, sin establecerse en una. Lo decidió al leer al ensayista alemán Hans Enzensberger. “Él decía que uno no debe ser un árbol que se queda plantado en un lugar, sino que tiene que ser un gato, para saltar por todas las modalidades (profesionales o de vida)”.

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Añade que él practica todas las formas plásticas cuando maneja una idea o concepto, para conseguir que su mensaje provoque eficazmente emociones y sensaciones.

El artista, quien pertenece al colectivo La Limpia, formado en el 2003 -que obtuvo el año pasado el premio París en la VIII Bienal  de Pintura en Cuenca-, confiesa que la obra que envió al salón de este año registra la memoria colectiva que une la historia y las tradiciones, y que espera sea concebida de la misma forma en el público que la vea.

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Considera que la pintura no ha tenido ninguna culpa de que no pueda comunicarse bien mediante ella, “solo me confieso un estudiante que no termina de aprender y jamás dejaré de hacerlo. El aprendizaje es una de las cosas que le da sentido a la vida”.

Confía en que posee vocación artística y que la mejora todos los días cuando conoce algo concerniente a la plástica. Su padre es escritor y dos de sus cinco hermanos son músicos. Indica que decidió incursionar en el arte plástico  porque es el lenguaje más idóneo para decir lo que no puede comunicar con palabras.

Estudió en el colegio de Bellas Artes. Luego estuvo como misionero por dos años en Colombia. Por uno de sus hermanos músicos descubrió al compositor Astor Piazzola, a quien admira y escucha la mayor parte del día. Todavía no decide qué hará con los  10.000 dólares que obtuvo en el salón por su obra.

Castillo, quien compartió con Pilar Colás el premio Revelación en el Salón de Octubre 2004, dedicado a los artistas de hasta 30 años,  desconoce si se puede vivir del arte, no obstante, dedica parte de su tiempo a enseñar dibujo en una academia de pintura, porque insiste en que “no soy pintor”. Asegura que sus obras son experimentales con una suerte de improvisación.

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El artista lee libros de filosofía y literatos como Fernando Pessoa, Julio Cortázar y Jacques Derrida. También disfruta de conocer sobre el artista alemán Joseph Beuys.