Ambos equipos salieron a controlar el partido pero fue el Sevilla el que en su primera llegada a gol acertó a abrir el marcador por medio de Alves.

Ese tanto marcó el encuentro, ya que el cansancio acumulado en la gira asiática, sumada a las altas temperaturas y a la lluvia presente en todo el partido, hizo difícil que los futbolistas del Villarreal aceleraran el ritmo de juego para tratar de empatar el choque.

Siete minutos más tarde, otra vez Alves aprovechó una buena jugada de Renato para poner el 2-0 en el marcador, un gol que descolocó al cuadro que dirige el chileno Manuel Pellegrini.

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En la segunda parte, el partido mantuvo la misma tónica, con un Villarreal muy espeso y un Sevilla que, con el marcador a favor, controlaba el partido y esperaba poder poner la sentencia definitiva al contragolpe, algo que no consiguió.

Aunque el Villarreal dispuso de alguna ocasión clara de anotar, la victoria del Sevilla nunca estuvo en peligro, por lo que el equipo de Juande Ramos se adjudicó el trofeo de Shanghai.