Chavistas y opositores volvieron ayer a las calles, una semana antes de enfrentarse en las urnas por segunda vez tras la ratificación del presidente Hugo Chávez en el referendo presidencial de hace un año.

Sin registrar las multitudinarias asistencias de años recientes, una marcha de opositores enfiló hacia el Consejo Nacional Electoral (CNE),  centro de Caracas, donde los esperó un grupo de chavistas (partidarios del presidente Hugo Chávez), con quienes intercambiaron insultos y algunas pedradas. Hubo un par de lesionados sin gravedad.

Un piquete de policías impidió que la trifulca pasara a mayores y que se extendieran las pequeñas barricadas con basura que fueron levantadas. Los uniformados también prohibieron que los opositores llegaran al CNE.

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Antonio Ledesma, presidente del partido político Alianza al Bravo Pueblo, condenó que no fueran autorizados a llegar a la sede del Consejo y recalcó que “votar no es otra cosa que botar (tirar) el voto”.

Según medios venezolanos, marcharon entre 1.000 y 4.000 personas que gritaron consignas a favor de la abstención y “contra el fraude” que aseguran prepara el CNE para las elecciones de concejales municipales e instancias barriales del 7 de agosto.

Paralelamente, el oficialismo instaló en una avenida próxima al CNE un mercado popular con productos “a precios solidarios”, asistencia médica y renovación de documentos de identidad y otros.

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Chávez, a su vez, presidió un acto de financiación de obras de agua potable.