La aparición del terrorismo islámico, mucho más atrevido y cruento que el perpetrado en Europa por grupos como el Ejército Republicano Irlandés (IRA, por sus siglas en inglés), quizá anime a los grupos armados del Viejo Continente a cambiar de táctica y buscar la legitimidad política.

El IRA mató a unas 1.775 personas en su campaña de 35 años contra el gobierno británico, entre 1970 y el 2005, y lesionó a varios miles más en tiroteos y explosiones, pero el pasado jueves anunció que renunciaba a la violencia como arma política y ordenó el fin de su campaña armada.

Algunos analistas coinciden en que el anuncio del IRA de que finaliza su guerra contra Gran Bretaña probablemente no tenga ninguna relación con los ataques del pasado 7 de julio en Londres, que mataron a 56 personas, entre ellas 4 suicidas.

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Lo del IRA debió haberse planeado con bastante tiempo y fue una respuesta directa a un pedido de Gerry Adams, líder de su brazo político, el partido Sinn Fein.

Pero algunos historiadores y analistas creen que el ambiente político que siguió a los ataques terroristas del 11 de septiembre del 2001 en EE.UU. contribuyó a que el IRA llegara a una resolución pacífica al cuestionarse seriamente si la violencia es un método apropiado para lograr sus fines políticos.

En lo que coinciden es que la nueva realidad de los grupos terroristas podría alentar un cambio en los movimientos paramilitares europeos.

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Una de las preocupaciones clave sería el impulso para que esos grupos establezcan una distinción moral entre ellos y la nueva camada de terroristas.

Hasta el 11 de septiembre del 2001 había un gran debate entre quienes luchaban por la libertad, y el terrorismo, pero ahora existe una profunda división entre los dos, expresó Michael Swetnam, del Instituto Potomac de Estudios de Políticas.

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Ahora un terrorista es una persona malvada que mata a otras personas y utilizar tácticas del terrorismo se está haciendo muy impopular entre quienes luchan por la libertad en el mundo, sostuvo.

Magnus Ranstorp, experto del Centro de Estudios de Terrorismo y Violencia Política de la Universidad de San Andrés en Escocia, dijo que había fuertes indicios de la Casa Blanca de que la violencia no sería tolerada.

Ranstorp indicó que grupos como el IRA y ETA –la agrupación separatista vasca que ha matado a más de 800 personas en su campaña por un estado independiente– tenían líneas rojas que no cruzarían porque la reacción sería tan severa que sus propios partidarios podrían volverse en su contra con ataques demasiado sangrientos.

Swetnam distinguió entre terroristas prácticos con metas políticas y objetivos, y lo que denominó terroristas apocalípticos, con los que resulta imposible negociar.

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La única forma de satisfacer a Usama Ben Laden, líder de la red Al Qaeda, no es abandonando Medio Oriente, Iraq o Arabia Saudita, sino saliendo del planeta, consideró.