El cambio de régimen provocó tensiones en Estados Unidos y Colombia. Según analistas, la política exterior del Ecuador se construye sobre  la marcha.

Aunque no lo desconoció como mandatario, Estados Unidos tardó cinco días en reconocer el gobierno de Alfredo Palacio, posesionado el 20 de abril pasado,  tras la destitución de Lucio Gutiérrez.

Cuando la prensa estadounidense le preguntó, el 22 de abril, al portavoz de la Casa Blanca, Scott McClellan, si su Gobierno reconocía a Palacio como  presidente ecuatoriano, este contestó: “La situación sigue  incierta”.

Vino el nombramiento de tres ministros  (de Gobierno, de Economía y el Canciller) que el primer día de su posesión criticaron temas como la dolarización, la firma del convenio de la base de Manta y los efectos del Plan Colombia, lo que preocupó a EE.UU.

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Ya el 25 de abril, la embajadora de EE.UU. en Ecuador, Kristie Kenney, se reunió con Palacio en Carondelet.

Luego el jefe de Estado informó que su régimen respetará  todos los convenios internacionales y Kenney insistió en que su país respeta la democracia en el Ecuador y a  sus instituciones.

A la tensa relación con Estados Unidos, que se ahondó una vez que el gobernante oficializó su decisión de no firmar un convenio con ese país para evitar que los militares norteamericanos, que están en el Ecuador, no sean juzgados por la Corte Penal Internacional (26 de junio), se sumó una similar con Colombia, debido a la intención del régimen de pedir visa  a los ciudadanos colombianos para controlar la migración de los desplazados y los insurgentes.

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Luego se añadió la firmeza del canciller Antonio Parra, de exigir que Colombia fumigue  a 10 km de la frontera ecuatoriana, en una reunión (el 25 de julio) con su homóloga, Carolina Barco. Sin embargo, ese mismo día se anunció el  voto ecuatoriano a favor del colombiano Luis Alberto Moreno (gestor del financiamiento de EE.UU. al Plan Colombia) para que presida el Banco Interamericano de Desarrollo.

Otro impasse se creó con Venezuela el 10 de junio, cuando el secretario de la Administración, Luis Herrería, calificó de “diabólico” el proyecto bolivariano del presidente Hugo Chávez, que produjo el rechazo de Venezuela que llamó insolente a Herrería. Después causó sorpresa un anuncio del ministro de Economía, Rafael Correa, respecto a iniciar negociaciones  con Venezuela para refinar petróleo en ese país y venderle bonos de la deuda externa.

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La analista colombiana Lilia Solano (catedrática en temas internacionales) considera que la política exterior del país se está construyendo sobre la marcha y debido a la presión de las coyunturas se producen contradicciones, como las de Venezuela y Colombia.

Aunque aplaude la postura firme de Ecuador respecto a las fumigaciones, afirma que si hubiera una postura definida se habría investigado más sobre Moreno, quien tenía todo el respaldo norteamericano para el cargo, y tal vez se hubiera decidido por el candidato brasileño que estaba más apegado a los intereses latinoamericanos.

 “Habría que presionar desde la sociedad, un poco más, para que la política tenga consonancia entre algunas acciones que se toman y las cosas que van saliendo en el corto plazo”, dice.

El ex canciller Julio Prado Vallejo opina, en cambio, que la contradicción se debió solo a falta de información del lado ecuatoriano, pues Moreno se “concentrará en conseguir más dinero para el Plan Colombia desde el BID, que a ayudar a los países latinoamericanos”, como afirmó el ministro Correa al justificar su voto a favor del colombiano. Según Correa, se asumieron compromisos de gran beneficio para  Ecuador.

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Prado piensa que sí hay una política definida, en lo que respecta al Plan Colombia y destacó la intención del Gobierno de hacer negocios con Venezuela, pues apunta a la integración andina, dice, y no a llevarle la contraria a otros países como Estados Unidos.

El analista Luis Eladio Proaño reitera en que el Canciller debió presentar un plan concreto: “Nunca ha dicho estamos en una América Latina que es así, que tiene estas ventajas y oportunidades, con grupos que quieren asociarse económicamente de esta forma y, frente a esto, la política del Ecuador va a ser esto”.