Funalgodón calcula necesarios tres millones de dólares para la  siembra y movilización de la producción de  3.000 hectáreas de la fibra en el 2006. 

Un tupido manto blanco de 28 hectáreas recogido a mano por decenas de familias manabitas, aviva la esperanza de ser tan competitivos como los países de donde  proviene el 90% de la fibra que tejen las textileras nacionales.

A corto plazo, dos nuevas variedades de alta productividad (70 qq/ha) y resistencia a la sequía, traídas por Funalgodón y validadas por el Iniap con fondos del Micip, inspiran generalizar esta propuesta de fomentar los algodonales para que  la industria trabaje con mínimo el 40% de fibra nacional, apuntó el director técnico de Funalgodón, Carlos Egüez.  

Para ello, observó, existen la capacitación del paquete tecnológico del cultivo, la semilla certificada, pero no la suficiente cartera para financiar a los productores, aunque hay un acuerdo con los textileros para la compra de la materia prima y un convenio  de crédito con el Banco de Fomento.

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La campaña algodonera  2005 cubrió  dos mil hectáreas, de las cuales se recogerán unos  100 mil quintales de algodón en rama.  Hay problemas de liquidez para movilizar la cosecha evaluada en casi dos  millones de dólares por las limitaciones que afectan la industria. La entidad gremial propone crear una especie de fideicomiso para capitalizar al sector y tecnificarlo.