Jonathan Carrera es uno de los reporteros estrella de TC Televisión. Conduce un segmento especial dentro de un noticiario ya de por sí plagado de crónica roja. Se llama ‘En la escena del crimen’. Nombre que describe bien su labor de recolección de cadáveres.

El miércoles, Carrera presentó una nota que se debiera tener como un caso de estudio sobre lo que un reportero jamás debe hacer: “Leni es una mujer que dicen que ejerció la prostitución”. ¿Quién lo dice? ¡Ah!, claro,  el juez, testigo e investigador Jonathan Carrera. Continúa: “Su vida terminó trágicamente cuando al parecer uno de sus muchos amantes… (¿muchos amantes? Otra vez, ¿quién lo dice?)… decidió en un arranque de inexplicable venganza, coraje o revanchismo… (las conclusiones del periodista hacen innecesarias las investigaciones), matarla tan salvajemente que hasta los mismos investigadores se asombraron al momento de descubrir una escena del crimen cargada de mensajes subliminales atestados de violencia incontenible… (¿Qué cosa?  Me lo puede traducir, por favor).

El estilo de Carrera está plagado de construcciones farragosas (“Y aún más indignada y sorprendida por el violento tumbo de la borrasca cruel del cinismo demostrado”), donde se pueden contabilizar decenas de adjetivos y lugares comunes del tipo “cruelmente asesinado”, “los sádicos criminales”, “descargó su mano asesina”, etcétera. No obstante, en el caso de la mujer encontrada muerta en el norte de Quito, el reportero superó el retorcimiento verbal y pasó a los hechos.

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Un cadáver que abre las piernas
La cámara penetra en la casa de la víctima y se ve el cadáver púdicamente cubierto con una manta roja. Como las primeras tomas no son muy explícitas, el reportero recrea el crimen a su voluntad. En las siguientes tomas, desaparece la manta roja y se ve a la víctima desnuda aunque ligeramente difuminada. No es suficiente y se acomoda el cadáver:  se lo ve amarrado, como supuestamente hizo el asesino, las piernas en una y después en otra posición, etcétera.

Todo este juego –aquí sí cabe– macabro se acompaña con primeros planos de los senos, las uñas pintadas, los objetos aquellos de los mensajes que el reportero llama “subliminales”. Por último, ya en las instalaciones de la Policía, se enfoca por la espalda pero de tal manera que al televidente le sea fácil identificar al sospechoso, “un personaje de la farándula”.

De aquí se pueden extraer varias reflexiones:

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1) Se está ante un reportero que no demuestra respeto ante la muerte y las víctimas.

2) La nota está manipulada para que las escenas sean más espectaculares.

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3) La Policía permite la contaminación de una escena del crimen.

4) La supuesta protección a víctimas y sospechosos con difuminados y tomas de espalda es una farsa.

En cualquier otra parte del planeta estos hechos motivarían repudio. Aquí, Jonathan Carrera es premiado por TC Televisión con su propio segmento.