Veintiún inmigrantes clandestinos murieron en lo que va de este mes como consecuencia de la ola de calor que sufre el oeste de Estados Unidos, según un nuevo balance de las autoridades.

Los guardias fronterizos estadounidenses señalaron que 21 indocumentados, al parecer todos mexicanos, habían muerto por el calor cuando intentaban cruzar la frontera entre México y Arizona (suroeste), desde el comienzo del mes de julio.

“Las temperaturas en el desierto a lo largo de la frontera pueden llegar a los 49°”, declaró Rob Daniels, de la oficina de Aduanas y Guardafronteras de Tucson (Arizona).

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“Las personas no pueden llevar toda el agua que necesitan para sobrevivir durante sus difíciles travesías en terreno accidentado”, agregó Daniels, quien precisó que 160 personas en total habían perdido la vida intentando atravesar el desierto desde el 1 de octubre de 2004.

En Phoenix, la gran ciudad del estado desértico del sudoeste de EE.UU., la temperatura alcanzó estos últimos días los 46°.

En busca de agua
Mientras,  la reserva indígena Tohono Oodham Nation en Arizona se ha convertido en parada obligada por los inmigrantes ilegales que buscan agua y refugio.

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Se desplazan de noche, cuando está más fresco y el brillo de la luna los guía desde México hasta esta reservación indígena tan vasta que muchos se cuelan fácilmente por un alambrado de púa endeble sin ser advertidos. Pese a la presencia numerosa de la Patrulla Fronteriza, los inmigrantes siguen llegando.

Los indígenas Tohono Oodham dijeron estar exhaustos por la cantidad de inmigrantes que llenan de basura sus territorios e incursionan por sus propiedades. El flujo es incesante en un lugar con 120 km vulnerable de la frontera con México.