El ciclo de Carlos Saura continúa en el MAAC Cine  y esta noche a las 21h00 le toca el turno a Cría cuervos (1976) una de las obras medulares del director español. Aquí es inevitable hablar del tiempo en que la película se filmó: España era un país represivo que sobrevivía dolorosamente los cuarenta años de la dictadura franquista en un contubernio de ideólogos de la derecha con la Iglesia Católica, la clase militar y los grandes terratenientes.
Trágicamente, el país nadaba contra la corriente de un mundo que se movía hacia democracias y economías liberales.

Nada de eso se ve en este brillante filme de Saura. Su cámara persigue algo siniestramente etéreo que el director descubre furtivamente. Cría cuervos nos habla de las semillas del mal en una sociedad incapacitada de despojarse de atavismos ancestrales que se transmiten visceralmente a las nuevas generaciones. No vemos nunca al Generalísimo pero si vemos a Ana (Ana Torrent), una niña de 9 años que se ha quedado huérfana y que vive rodeada de sus dos hermanas y de su tía Paulina (Mónica Randall), una joven mujer obsesionada con el orden y la limpieza.

Realmente la película sucede dentro de la cabeza de esta niña. Y en la mejor tradición del surrealismo español donde el gran maestro fue Luis Buñuel, Saura intercala las pesadillas infantiles de Ana como si fueran parte de la narrativa, con una simpleza excepcional que trastoca radicalmente la paz circundante. Allí está la silenciosa secuencia inicial: Ana bajando las escaleras para descubrir el cadáver de su padre –un militar interpretado por Héctor Alterio– después de que él acaba de estar con una mujer en su alcoba. Vemos también a Ana ya adulta (Geraldine Chaplin), recordando sardónicamente su infancia. El hallazgo de la niña de un pequeño recipiente con un veneno que guardaba su madre con motivos desconocidos, lleva la historia a sus momentos más patéticos, cuando la tiránica tía podría convertirse en la víctima.

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Hemos visto niñas pérfidas en el cine, pero ninguna como la que interpreta Ana Torrent. Su rostro es una mezcla de víctima inocente y finalmente del odio represado en el núcleo de un orden social vengativo hacia todo lo que sea diferente o “anormal”. La Chaplin fue la inspiración del director en algunos de sus mejores filmes y es difícil recordar a esta actriz en una actuación tan demoledora como la que vemos en Cría cuervos, donde también interpreta el rol de la enfermiza madre de Ana , sometida a las infidelidades de un marido cruel y machista.

 Han pasado treinta años del estreno de la película, pero lo que nos queda ahora es una experiencia imborrable que encarna una niña. Ella se convierte en el ícono de la España de esos tiempos terribles, tratando de vislumbar el oscuro futuro sin poder desligarse de sus propias anomalías.