Estoy en una encrucijada para escoger al mejor ecuatoriano:

1. El emigrante que envía dólares, pilar de la economía.

2. Por los héroes del Cenepa que murieron y por los mutilados que aún viven.

Publicidad

3. Por el agricultor que siembra arroz de sol a sol, recibiendo 17 dólares por quintal y pagando 17 por la urea.

¿Quién será el mejor?

Gustavo Varas Guerrero
Guayaquil

La designación del mejor ecuatoriano merece un juicio de valores respecto de realizaciones históricas positivas, cuyos méritos, superadas las pasiones del momento, resulten innegables para todos, y cuya trascendencia haya producido beneficios notables a la colectividad ecuatoriana.

Publicidad

Se trata de una valoración histórica de conjunto, respecto del personaje que la merezca como tal, y no por ejemplo, por ser el mejor deportista de nuestro país.

La mayor aportación histórica que ha tenido el Ecuador desde que se separó de la Gran Colombia, es indudablemente la Revolución Liberal Radical que triunfó el 5 de Junio de 1895 y empezó a transformar nuestra realidad política, cultural, económica y social aplicando métodos pacíficos y tolerantes, sin dejar de ser firmes y definidos.

Publicidad

El artífice de la lucha revolucionaria liberal en el Ecuador fue sin duda el Gral. Eloy Alfaro, siendo además su principal realizador, y subsistiendo su figura, después de su sacrificio en El Ejido en Quito en 1912, como la mejor fuente de inspiración y de orientación para las nuevas generaciones de ecuatorianos.

El Gral. Eloy Alfaro realizó la única revolución que ha tenido el Ecuador, La Revolución Liberal, que dejó atrás la etapa medieval y clerical que había vivido nuestro país durante la colonia y en los primeros años de la etapa Republicana. (Los periodos de excepción de Rocafuerte, la Revolución Marcista y de los gobiernos de Urbina y Robles, no varían en mucho el fondo del asunto).

En la actualidad, la Iglesia Católica es la primera sostenedora de la separación de las potestades religiosas frente a la autoridad política del Estado, principio fundamental del laicismo ecuatoriano.

Sobre la pregunta planteada de “¿Quién es el mejor ecuatoriano?” no cabe solamente una actitud de promoción, sino que el pronunciamiento, debe ser materia de señera orientación para que la personalidad elegida constituya un paradigma de la ecuatorianidad, y no se produzca un resultado que al día siguiente de la designación merezca el cuestionamiento de la mayoría de los ecuatorianos, lo cual, definitivamente nos lIevaría a la conclusión de que el personaje escogido, realmente “no es el mejor ecuatoriano”.

Publicidad

Dr. John Dunn Barreiro
Guayaquil