A raíz de los ataques del 11 de septiembre se creó en el mundo una psicosis de miedo por los ataques terroristas y se implementaron políticas y directrices que buscaban mitigar la oportunidad para que estos sean perpetrados.
Hablando localmente, la seguridad aeroportuaria de Quito y Guayaquil tuvo un repunte en procedimientos en el que eran vulnerables, que con ciertas falencias –porque no hay sistema perfecto– mejoró mucho; como prueba de ello, recipientes casi llenos de todo objeto imaginable fueron decomisados en los filtros de seguridad.
Han pasado ya casi 5 años de tan execrable hecho y parece que la seguridad aeroportuaria de estas dos ciudades se ha dormido en los laureles. Desde hace casi un año al atravesar los filtros de seguridad de rayos X de los dos aeropuertos, pasan sin ser advertidas mi tijera de uñas y una hoja de afeitar, sin estar escondidas, sino solo por fruto del olvido. Pero cuando se pasa por el portal suenan todas las alarmas y la máquina invita para que se realice una inspección personalizada con el personal de seguridad.
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Señores encargados de la seguridad, sean más meticulosos en su trabajo.
Víctor Rodríguez Plaza
Guayaquil