La policía inglesa mató   a un  hombre a quien vinculó con los atentados, pero luego se dudó de su culpa. La policía británica mató el pasado viernes a un hombre en una estación de tren subterráneo en el sur de Londres, durante las pesquisas de sospechosos de haber causado los fallidos atentados del jueves contra la red de transporte de esta ciudad.

Otro sospechoso fue arrestado más tarde cerca de la estación del tren subterráneo de Stockwell, informó la policía, que no refirió si el detenido es uno de los buscados.

El último ataque no causó víctimas fatales, en un aparente intento por repetir los ataques del 7 de julio que dejaron 56 muertos.

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Ayer no estaba claro si el hombre muerto en Stockwell es sospechoso de estar involucrado en los ataques del jueves o si fue confundido con otro.

La policía dio a conocer fotografías de los sospechosos tomadas por circuito cerrado.

“Un hombre asiático alto, con la cabeza rapada, algo de barba, con una mochila, llegó frente a mí”. Poco después, ocho o nueve policías secretos con transmisores y armas de mando comenzaron a gritar a todos para que nos fuéramos”, dijo un testigo al canal de televisión Sky.

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Otros testigos también se refirieron del tiroteado como un hombre de apariencia asiática con una chaqueta.

Sky citó a fuentes de seguridad diciendo que el hombre tiroteado no era uno de los buscados por los ataques.

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Un portavoz de la Policía dijo que “el baleado aún debe ser identificado, por lo que sería imposible relacionarlo con algo en este momento”.

La Brigada Abu Hafs al Masri, grupo vinculado con Al Qaeda que se atribuyó los ataques del 7 de julio, publicó ayer una declaración en internet donde reivindicó los ataques del jueves.

En Italia, servicios secretos ven creíbles la posibilidad de un atentado en ese país.

En Londres, un sindicato de conductores de trenes advirtió que pueden rehusarse a trabajar si se dan más ataques.

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