Desde el Registro Civil de El Oro hasta la Comisaría de la Mujer no tienen un local propio para laborar.

Las escaleras de la Comisaría de la Mujer son un urinario público, el Registro Civil es estrecho y antifuncional, y la Intendencia de Policía tiene tapadas sus ventanas con cartones.

Son algunos ejemplos de las condiciones en las que trabajan importantes instituciones públicas en la capital provincial orense, en locales ajenos y en mal estado.

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“Esto es una porquería, estoy aquí desde las ocho de la mañana y ya son las dos y media”, comenta Herminia Cabrera, una usuaria que permanece muy incómoda en un estrecho cuarto de no más de cinco metros cuadrados en cedulación de la Jefatura Provincial del Registro Civil.

“Ya estamos cansados”, exclama desde su puesto de trabajo Nancy Poma, empleada del Registro. Esa entidad arrienda en 600 dólares el primer piso de una casa con diseño de vivienda, con estrechos pasillos y habitaciones.

Aunque la atención en este lugar se ha holgado después de la apertura de dos nuevas oficinas de cedulación en los cantones Pasaje y Santa Rosa, persiste la incomodidad por el espacio físico y vetustez de la mayoría de sus muebles y equipos de trabajo.

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La Comisaría de la Mujer, tiene su oficina en un edificio semiabandonado que pertenece al Consejo Provincial. Ahí realizan su labor en el marco de galerías oscuras y que emanan desagradables olores.

En esas condiciones se atiende a las más de 22 mujeres que llegan a diario a solicitar ayuda legal.

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Otra entidad pública que no tiene edificio propio es la Intendencia de Policía. Esta funciona en tres pequeñas oficinas de un edificio de Predesur, que le fueron dadas en comodato.

Otras entidades tienen local propio, pero con los años y el uso están obsoletos. Además son pequeños. Ese es el caso del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS), Regional 9, que no solo es pequeño e inadecuado por dentro sino que desde hace quince años la acera está invadida por comerciantes informales.

En el pequeño edificio de dos plantas, 57 empleados atienden en seis áreas de trabajo trámites para 42.000 usuarios, entre los que están afiliados y cesantes, según señala Ermel Gallardo, director de la institución.

“Hacinamiento” es la palabra que utiliza personal de la Dirección de Educación, para describir su situación. Solo en la oficina de la Unidad Territorial Educativa (UTE-1), de 5 metros por 7 metros, trabajan 8 personas, con sus escritorios y mesas.

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En el años 2003 la Dirección de Educación  quiso habilitar un acceso al segundo piso del edificio, que actualmente es ocupado por la escuela Isabel La Católica, pero solo abrió un hueco cerca de la escalera y después no continuó con los trabajos. El hueco aún sigue ahí.