El tema del momento es la devolución de los fondos de reserva y la preocupación de ciertos sectores, en qué se va a gastar ese dinero.

Con dinero que no les pertenece a los diputados se les ocurre sacar fórmulas para dilatar dicha entrega.

Y como si los afiliados fueran muchachos, les hacen advertencias que no deben gastarse el dinero en compra de electrodomésticos, en pagar deudas, reparaciones de casas, etcétera.

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A nadie le hizo chiste que el dinero sea invertido en pozos petroleros de alto riesgo y que de esta manera se diluya como agua entre los dedos. Esta pretensión influyó mucho para que los afiliados despertaran de su largo letargo.

El manejo alegre de los dineros de los afiliados nunca se hubiera descubierto ya que todos los ministros de economía siempre salían del BCE y como ahora se destapó lo encubierto recién el ciudadano común se entera de los entretelones.

La obligación moral de los diputados es devolver los dineros de los afiliados en el 100% y así servirle a los que los eligieron en las urnas y rectificar los errores que se cometieron en contra de los afiliados porque falta restituirle derechos que le fueron mermados con la ley.

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Los legisladores han perdido credibilidad y es el pueblo que en las calles les exige que cumplan con su función.

El pueblo es sabio y sabe por intuición cuándo les están tomando el pelo. Ese cuento de que grandes instituciones tienen cifras diferentes y no cuadran valores, en la época de la tecnología... debe haber culpables y las veedurías de los afiliados tendrán que presionar para que se aclaren las cosas.

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Néstor Torres Álvarez
Guayaquil