El uruguayo Gabriel García (32 años de edad), atacante de Liga de Quito que hará dupla ofensiva con Ariel Graziani, hoy contra Barcelona por la semifinal de ida del Apertura, dice que nació con el deseo de ser goleador.

Nunca le interesó jugar en otra posición. Quería, desde que tiene usó de razón, ser artillero del Peñarol.

García consiguió hacer realidad su sueño.  Fue integrante del club de sus amores, en el que tuvo como referente a Fernando Morena, el mayor goleador del club aurinegro en toda su historia.

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Luego militó en el Independiente Santa Fe de Bogotá, pero el ariete confiesa que  uno de sus mayores éxitos deportivo fue ser el segundo goleador mundial  en la temporada 2004, con 35 anotaciones. García consiguió esa distinción  mientras actuaba en el  Melgar de Arequipa, un equipo de provincia de Perú.

Contra los canarios
Esta noche, en el estadio Monumental, cuando los universitarios enfrenten a los toreros, Gabo (como lo llaman), jugará la cuarta final de su carrera profesional.

Antes lo hizo con Peñarol  en 1993, 2001 y 2002.  El charrúa confiesa que este encuentro contra los canarios tiene un sabor especial para él. Lo hará como titular, un puesto que se ganó en el conjunto que dirige el técnico peruano Juan Carlos Oblitas, con un rendimiento futbolístico que, según él, vino de menos a más.

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Catorce goles
García dice que no fue fácil llegar al actual momento que vive en Liga de Quito. Estuvo lesionado durante los primeros partidos del torneo Apertura 2005. Pero luego se recuperó, empezó a marcar goles y se afianzó en la delantera.

Con 14 anotaciones, es el segundo artillero azucena, detrás de Graziani (20), y ayudó a su club a clasificarse a las semifinales.

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Fue zaguero
García dice que espera que Liga se corone con un gol que marque él. Espera con ansiedad el título con Liga porque quiere dedicárselo a su familia: Alejandra, su esposa, y a Joaquín y Rodrigo, sus hijos.

Para luchar por el campeonato el Gabo confiesa que tienen fe en sus goles y en su  garra charrúa.

Su espíritu de lucha lo ha hecho actuar como zaguero central en Colombia y  Perú.
Sonríe cuando se le pregunta cuál fue el resultado cuando de sus incursiones como defensa. “Lo importante es que me entregué íntegro”, dice.

Y remata: “Para mí, hacer goles es un premio y jugar en un equipo como Liga de Quito, un privilegio”.

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