El primer ministro británico, Tony Blair, se declaró este miércoles "satisfecho" de los servicios de seguridad británicos, afirmando ante el Parlamento que éstos hicieron todo lo que pudieron para  proteger a Gran Bretaña de los atentados terroristas del 7 de julio.

La policía hace "todo lo posible para proteger nuestro país", declaró  Blair, reaccionando a un documento secreto, filtrado a la prensa, que muestra  que poco antes de los atentados de Londres los servicios de seguridad  británicos descartaban un acto terrorista en Gran Bretaña.

Según un informe filtrado al diario estadounidense The New York Times, los   servicios secretos y la policía británica concluyeron un mes antes de los  ataques en Londres que dejaron al menos 56 muertos y 700 heridos, que no había  ningún grupo con capacidad de atentar contra Gran Bretaña.

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Según el diario, esa conclusión fue incluida en un informe sobre la amenaza  de ataques elaborado por el Centro de Análisis Terrorista Conjunto, que incluye  a autoridades de los servicios de inteligencia y de la Policía Metropolitana  británica.

Fue tras ese informe secreto que el gobierno de Tony Blair disminuyó el  nivel de alerta de "severo a sustancial", informó el martes el Times.

Blair aseguró también a los diputados que su gobierno camina "en la  dirección correcta" para combatir la amenaza terrorista en una serie de  frentes.

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El premier británico confirmó ante el Parlamento el acuerdo alcanzado la  víspera con líderes de la oposición para trabajar juntos en una nuevo disposito legal antiterrorista.

Poco después, el ministro del Interior británico, Charles Clarke, delineó  ante el Parlamento una serie de medidas para aislar a extremistas, asegurando que los extranjeros que inciten al terrorismo no tendrán cabida en Gran  Bretaña.

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Clarke explicó, entre estas medidas, que se elaborará una lista de  "comportamientos inaceptables" vinculados con el terrorismo, y que los  extranjeros que sean culpables de ese comportamiento serán expulsados del país.  El ministerio del Interior ya dispone de este poder para excluir a  extranjeros de territorio británico, pero tras los ataques contra Londres, será  aplicado con más fuerza, subrayó Clarke.