En lo que va de la actual pesquería de la especie hay seis casos registrados. Dos de ellos fallecieron.

Más de un centenar de casos de pescadores de pepino de mar con la denominada “enfermedad descompresiva”, causada por bucear a grandes profundidades sin las medidas de seguridad adecuadas, atendió el Hyperbaric Medical Center de Puerto Ayora (Santa Cruz), desde el 2001, que empezó a funcionar en la localidad.

Solo el año pasado, la institución trató a 17 buzos; uno de ellos murió. Era un pescador ilegal de origen peruano, según registros del Parque Nacional Galápagos (PNG). En lo que va de la actual pesquería de la especie que inició el 20 de junio pasado hay seis casos registrados. Dos fallecieron.

La institución ofrecía tratamientos de ese tipo de lesiones a los turistas que practicaban buceo deportivo, pero el incremento de percances de los buzos galapagueños obligó a Protesub, compañía propietaria de los equipos médicos, a cambiar el perfil del negocio.

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Enfermedad
La enfermedad descompresiva (que los pescadores conocen como “embolia”) ocurre cuando el buzo acumula nitrógeno en la sangre, explica el doctor Ramiro López.

Según el médico, la sangre tiene gran cantidad de gases: oxígeno, nitrógeno y otros componentes. Cuando se está  bajo el agua, la presión libera el nitrógeno, como el organismo no lo consume, este se acumula, a manera de burbujas en el torrente sanguíneo.

Agregó que al salir del agua, estas pueden alojarse en cualquier parte del cuerpo (arterias, pulmones, corazón o médula espinal) afectando las funciones orgánicas o causando la muerte”, refiere el especialista.

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López señaló que los pescadores para hallar el pepino de mar, suelen sumergirse a grandes profundidades por prolongados lapsos, sin efectuar paradas de seguridad o controlar los movimientos.

Síntomas
Un pescador afectado por la “enfermedad descompresiva” sufre dolores intensos en las articulaciones de las caderas y los hombros. Empieza a vomitar, no tiene control sobre sus esfínteres, pierde la fuerza muscular y presenta además manchas en el tórax.

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Para curarlo, el paciente es introducido en una cámara que simula la profundidad del mar; esta produce tres atmósferas de presión (o 30 metros bajo el agua) para reducir el tamaño de las burbujas y a través de mascarillas, recibe oxígeno. Según la gravedad de la lesión, el tratamiento puede durar seis horas o más.

Por la tecnología del equipo, el costo por hora es de 600 dólares. Cuando se trata de turistas, el seguro médico se encarga del pago. En cambio, un pescador con pocos recursos económicos recibe facilidades de pago, según López.
Verónica Toral, bióloga de la Estación Científica Charles Darwin especializada en pepino de mar, señaló que el número de muertes que ocurre durante una pesquería es un indicador del grado de sobreexplotación del recurso.

“El pepino vive de cuatro a 45 metros bajo el mar, con mayor abundancia entre los 4 y 20 metros. Si el pescador debe sumergirse más, está acabando con el recurso próximo a la superficie”, explicó.