El Archivo Histórico del Guayas  realiza una investigación sobre este grupo, al que denomina   una etnia social.

En las décadas del  60, 70 y 80 del siglo XX, lo que jugaban  eran las ideologías.
Ahora, principios del siglo XXI,   cuentan las identidades. La afirmación es de la historiadora manabita Tatiana Hidrovo, quien señala que la  situación es  un producto de la globalización, ya  que   esta busca homogenizar la cultura mundial, pero  también, parajódicamente, atisba las identidades regionales, lo cual parece un contrasentido, pero es real, dice.  

“Hay un resucitar de identidades para poder constituirse como un otro diferente, pues no queremos ser todos iguales”, anota la historiadora.  Con esa frase explica el porqué quizá ahora hay un interés de un sector intelectual costeño por estudiar lo regional y, en especial,  lo montubio.  “Se ve que existe  una necesidad desde la Costa ecuatoriana de preguntarnos quiénes  somos realmente, qué nos hace particulares y distintos como región”, argumenta.

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Con ella coincide el historiador guayaquileño Willington Paredes, quien,  citando al Premio Nobel de Literatura mexicano, el poeta y ensayista Octavio Paz, sostiene que la globalización interpela las particularidades y te invita a que te veas hacia adentro.  Pero, además, en el caso del Ecuador, cita otros factores, como el agotamiento del centralismo y el colapso del estado nacional. “El colapso del estado  te hace ver la región”, dice Paredes.

Historia social del montubio se titula la investigación que realiza  actualmente el Archivo Histórico del Guayas, institución que comanda el historiador José Antonio Gómez Iturralde.  Los estudios están bajo la dirección de Paredes, quien, como un adelanto del trabajo publicó, el pasado enero, el folleto Los montubios y nosotros.

El pasado mes de enero la misma entidad  efectuó una casa abierta sobre la cultura montubia. Además, ha realizado  paneles  sobre el tema. Se suma a ello  la iniciativa, hace un par de años,  de otro grupo de intelectuales de crear el Instituto Regional de Cultura Montubia, que luego devino en Fundación de Cultura Montubia, entre otros intentos, como un libro de la historiadora Jenny Estrada, en la década del 90.

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Hidrovo dice que en  la Costa ha existido  un proceso tardío de estudios  intelectuales sobre lo regional (con excepción de la arqueología, anota) o  se ha  entendido   lo montubio desde una  categoría distinta: desde lo campesino.  “En cambio, lo montubio es un concepto que me habla de una etnia”, indica. También Paredes califica a los montubios como una   etnia social en el folleto que editó.
Los define así, argumenta, porque detrás de ellos hay un modo de vida particular, una construcción social histórica, referentes simbólicos e incluso una sintaxis propia.  

Hidrovo comenta que si se maneja el concepto  tradicional, no serían una etnia; pero que los estudios actuales  tienen un concepto de etnia  más amplio, que alude a  conjuntos que poseen  rasgos específicos y procesos históricos de larga duración. Y lo montubio encaja en esos parámetros. El vocablo montubio proviene del siglo XIX, anota Hidrovo.

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El antropólogo guayaquileño Jorge Marcos  está de acuerdo con lo de etnia; sobre todo,  dice, si los propios montubios se asumen como tal y anota que este grupo social  ha sido más visibilizado desde la literatura (el  Grupo de Guayaquil en la década del 30 lo retrató en sus narraciones) y el folclore,   que desde los estudios e investigaciones  académicas.  Uno de los pocos referentes es el ensayo El montuvio ecuatoriano, de José de la Cuadra, que se publicó en 1937.

¿Dónde están?
La población montubia está ubicada en los sectores rurales de Guayas, Los Ríos, Manabí, El Oro y el sur de Esmeraldas. Según el folleto publicado  por el Archivo Histórico del Guayas, los montubios   en términos numéricos representan 1’620.071 habitantes. 

¿Y cómo es un montubio? ¿Es lo mismo     montubio que campesino? Hidrovo explica    que campesino es un  sujeto de cualquier lugar  del mundo que habita en una zona rural. Montubio, en cambio, es un tipo de campesino con características culturales específicas que obedecen a un proceso que se ha desarrollado en la Costa ecuatoriana. “Montubios como categoría étnica habría solo en la Costa ecuatoriana. Los de otros países son campesinos y quizá tengan un nombre propio”, comenta.

El montubio es un mestizo que tiene una cuota de negro, de cholo y  de blanco, que posee  una fuerte relación con la tierra y sus  formas de  producción; procesos propios de simbolización de la realidad y una tradición oral muy importante (los amorfinos, por ejemplo), a través de la cual transmite un conjunto de valores;  y un habla singular, que lo lleva a crear incluso palabras para dar cuenta de su  realidad.

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Hidrovo cita, por ejemplo,  ‘viravuelta’.  Esta, sostiene, se usa en el campo y fue creada por los montubios “porque en la Costa hay zonas montañosas y los caminos son culebreros y entonces no se puede decir a la vuelta, sino a la viravuelta, para representar, con el lenguaje, una ese. Las palabras se las inventan porque es necesario nombrar una realidad distinta”.

La historiadora comenta    que  muchas palabras del idioma castellano que han desaparecido del Diccionario de la Real Academia Española, o que se usaban en los siglos XVI, XVII y XVIII y que ahora  son arcaísmos,  se quedaron atrapadas en el mundo montubio. “Ese idioma cortado del campo, de falta de ese, tiene que ver con una clara influencia española andaluza”, refiere.

El folclorista Wilman Ordóñez Iturralde dice  que lo que más le llama la atención de los montubios es su pensamiento mítico mágico, que se expresa en los  relatos,  en los amorfinos, en las tradiciones y saberes que perviven, en especial,  entre los más viejos. Hidrovo recalca que pese a que los montubios poseen rasgos en común, no son una masa, tienen particularidades de acuerdo con   su  ubicación geográfica.

VOCABULARIO

Abusión:   Superstición.
Aguaitar: Mirar, ver.
Agallones: Glándulas del cuerpo humano.
Alunar: Estar en celo. Se usa para designar ese estado en los animales.
Atarugarse: Llenarse, hartarse.
Aventao: Se dice de la persona que tiene gases acumulados y una ligera hinchazón de vientre.
Azocar: Apretar.
Brincacharco: Corto.
Cuajar: Ser fértil.

Cufiar: Tantear, mirar.
Cuja: Cama.
Chicotear: Sacar, mediante golpes contra la tierra, el grano de la panca del arroz.
Chirapo: Erizado, despeinado.
Chucula: Dulce realizado con maduro, al que se le agrega leche.
Enchivado: Malgeniado.
Enllavar: Poner candado.

Enrudao: Infusión que toman las mujeres montubias luego de dar a luz. Se prepara con ruda, que es una hierba medicinal; licor, canela y pimienta de olor.
Encorquetar:  Acción mediante la cual las madres, especialmente, se ubican a sus hijos en la cadera, con lo cual simula una horqueta.
Esparmentoso: Adefesioso.
Espinazo: Columna vertebral.
Finado: Muerto.
Futre: Elegante.
Gloriao:  Infusión de hierbas medicinales, al que se le puede agregar alcohol.
Gallinero: Lugar en el que habitan las gallinas, los gallos, los patos y demás aves de corral.
Gracia: Nombre.
Guaija: Peces pequeños.
Guácharo: Huérfano.
Guargüero: Garganta.
Jáyara: Hosca.
Jachudo: Necio.
Jecho: Relativo al desarrollo de una fruta. Madurar.
Jinchoniar: Azuzar.
Juete:  Látigo.
Jule:  Se usa para azuzar a los perros.
Juntar: Recoger cacao.
Mamerto:  Tonto.
Ojeado: Dícese de una enfermedad que, supuestamente, se produce por la mirada de una persona.
Oración: El atardecer.
Patera: Poza o  lugar donde se bañan los patos.
Padrejón: Estómago.
Planazo: Machetazo.

Pasmado: Detenerse en su crecimiento.
Parcero: Amigo.
Recular: Retroceder.
Sinapismo: Desorden.
Tendal: Sitio en el  que se expone al sol el cacao, para su secado.
Todoy: Desde la mañana.

Tonga: Alimento envuelto en hoja de bijao o plátano. Los agricultores los llevan a los sembríos donde trabajan.
Viravuelta: Se utiliza para  indicar   cómo llegar al lugar, que tiene una forma serpenteada, de ese.
Verdural:  Cultivo de verduras. Enredado.

Nota: Algunas de estas palabras no constan en el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española. Otras sí. Pero muchas han caído en desuso. Se las utiliza aún en las zonas montubias. O entre  gente  de la ciudad con origen montubio.