A fines del siglo antepasado, un grupo de notables americanos reunidos en Europa designó a Simón Bolívar como el mayor hombre de América Latina, mas no estuvo de acuerdo este parecer con la mayoría de americanos, especialmente europeos. Según estos, aquella primacía pertenece al Dr. Gabriel García Moreno.

Para García Moreno, su prioridad fue Dios, su iglesia y la educación de la juventud, de ahí que los enemigos de la religión siempre le han tildado de tirano,  déspota, etcétera. Por eso aquí hay que recordar que cuando en el Ecuador existía la pena de muerte, en sus dos periodos que tuvo como presidente hubo menos ejecuciones que en todos los demás gobiernos, como contrasta por ejemplo con el de Vicente Rocafuerte donde hubo 47.

Don Gabriel tuvo el mérito de ser el primer presidente en el mundo de haber consagrado al Ecuador al Corazón de Jesús. Marianita de Jesús, el Hermano Miguel y Narcisita de Jesús no deben ser considerados para esta elección, ellos ya están en la corte celestial, fueron elegidos de Dios. Por razones de espacio no es posible mencionar todas las virtudes y razones por las cuales  considero que el Dr. Gabriel García Moreno es el mayor hombre que ha tenido el Ecuador hasta hoy.

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Vicente Jaramillo Cueva
Guayaquil

Creo, sin temor a equivocarme, que el más grande de todos los tiempos es monseñor Leonidas Proaño, su vida fue y será un ejemplo reconocido nacional e internacionalmente, su vida fue libre como el viento, pura como el agua, brillante como el sol. El 31 de agosto de 1988 falleció este gran pro hombre. Fue justo, bueno, honesto, sincero, auténtico, diáfano y transparente. Siempre defendió la plena vigencia de los derechos humanos rescatando a los más marginados, haciendo propia la angustia de los demás. Su figura luminaria se sublimiza por su práctica de un auténtico cristiano, un sabio educador y un periodista que siempre proclamó la verdad, por tal motivo el señor Pérez Esquivel, ex Premio Nobel de la Paz, planteó a monseñor Proaño para Premio Nobel de la Paz 1986.

Los reconocimientos deben ser en vida. Un hombre digno que ha demostrado solidaridad para los pobres que somos la mayoría, es el ex sacerdote Eduardo Delgado, un activista de los valores humanos.

Lcdo. Ricardo Ordóñez Jaramillo
Guayaquil

Tal como era de esperarse, el nombre del sabio riobambeño  Pedro Vicente Maldonado está ya figurando en la larga lista de los promocionados personajes para que sea declarado el mejor ecuatoriano. Para ello, nada mejor que actualizar el ilustrado criterio que emitió el célebre historiador, arzobispo Federico González Suárez, cuando afirmó que: “Ni en la época de la Colonia ni después en los tiempos de la República, ha habido un ecuatoriano más ilustre que Pedro Vicente Maldonado”. El mapa de  Quito, trazado por este científico, asombró a los geógrafos de ese entonces y sirvió de base para trabajos posteriores en la difícil tarea que tenía que cumplir la Misión Geodésica de Francia. Además, con sus propios recursos y trabajo personal abrió el camino de Quito a Esmeraldas. En definitiva, Pedro Vicente Maldonado es el vivo ejemplo de patriotismo, de honestidad, de sabiduría y de profundo amor a la patria ecuatoriana.

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Ángel Verdezoto Pazos
Riobamba

El mejor ecuatoriano de todos los tiempos debería ser el insigne patriota Joseph Vicente Rocafuerte y Rodríguez de Bejarano, como justo homenaje y gratitud a su gran legado histórico en favor de la nación.

Rocafuerte en 1810 fue electo alcalde ordinario de Guayaquil, en 1811 fue procurador general del cabildo porteño, para 1813 ocupó la diputación por la provincia de Guayaquil a los Cortes Españolas Ordinarias.

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En 1817 fundó en Guayaquil la escuela de enseñanza del idioma francés, el deseo era que los jóvenes lograran otro nivel cultural.

En 1824 es encargado de negocios de México, llegando a establecer relaciones comerciales con Holanda, Prusia, Baviera, Dinamarca, Suecia, Suiza y Liga Hanseática.

Regresó a Guayaquil y es llamado a Quito el 31 de enero de 1835, donde es proclamado Jefe Supremo del Estado, luego el 18 de febrero convocó a una convención nacional en la ciudad de Ambato, donde Rocafuerte es elegido presidente interino, hasta que el 2 de agosto de 1835, luego de ser aprobada la carta fundamental, es nombrado Vicente Rocafuerte como el primer Presidente Constitucional de la República del Ecuador. La imagen de este hombre se agiganta mayormente con el ejemplo de patriotismo durante la más espantosa epidemia de la fiebre amarilla que azotó a Guayaquil.

Gregorio Coello Sánchez
Naranjito

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