El presidente de Francia, Jacques Chirac, y su invitado de honor, el mandatario brasileño Luiz Inácio Lula da Silva, presenciaron ayer el desfile militar del Día de la Bastilla, bajo medidas rígidas de seguridad ante el temor a atentados terroristas.

Bajo un cielo azul y un sol espléndido, Chirac inició las festividades con una revista de los efectivos en la avenida Campos Elíseos, que recorrió lentamente en un jeep escoltado por la célebre Guardia Republicana a caballo. Una multitud observaba detrás de las barreras en las aceras.

Lula fue invitado a los festejos como parte del  año de Brasil en Francia, para promover los vínculos económicos y culturales bilaterales.

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Una banda militar brasileña y miembros de unidades de élite de las fuerzas armadas desfilaron con las francesas por los Campos Elíseos, un honor desusado.

También desfilaron cadetes de la academia militar Agujas Negras y escuadrillas de aviones, incluidas siete naves brasileñas Tucano, que cerraron el evento.

Unos 5.000 agentes de seguridad se desplegaron por París, pues luego de los atentados de la semana pasada en Londres, Francia elevó su nivel de alerta a rojo, el segundo más alto, con mayor presencia militar en estaciones ferroviarias y aeropuertos.

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El Día de la Bastilla recuerda la fecha en 1789 cuando el pueblo se tomó la prisión parisina de la Bastilla, lo que detonó la Revolución Francesa que acabó con la monarquía.