La ética  es algo subjetivo y propio de cada ser humano. Se adquiere desde el hogar con los principios y buenas costumbres que nos inculcan nuestros padres para ser aplicada como buenos ciudadanos dentro de la sociedad, lo que no se compra  de un momento a otro.

¿Será posible que un cuerpo colegiado de la categoría del Congreso Nacional necesite una ley coercitiva para sancionarse ellos mismos?

En la actualidad cualquier diablo es legislador, en el futuro deben ser todos profesionales universitarios con experiencia y edad madura de por lo menos 40 años, y que la Comisión Cívica Contra la Corrupción pero con sus integrantes independientes y sin haber sido nunca afiliados a partido político alguno, sea quien sancione y destituya de sus cargos a los diputados por corrupción o cualquier delito cometido, y no el mismo Parlamento  que en la mayoría de los casos ha destituido a legisladores que no son simpatizantes de la mayoría de turno, y en otros casos sin darse el derecho a la defensa, o sin haber investigado a fondo lo denunciado o lo que se investiga, por la tan cacareada autodepuración, que no es sino una depuración para quienes estorban en los intereses personales o políticos de la mayoría sin ética ni moral, salvo honrosas excepciones.

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Jorge Torres Rugel
Guayaquil