La trayectoria que está siguiendo el desarrollo de la economía mundial es aún imprecisa, pero los indicios que aparecen indican que las cosas no van a ser como hasta ahora. Hay factores que no existieron, suficientes para hacer cambiar naciones y personas. El poder y la autoridad han cambiado, y por tanto las tendencias indican que el criterio empresarial también cambia.

El círculo en que hasta ahora viven muchas empresas aún no les permite tener una visión previa de la época. El mundo de hoy es tecnoeconómico. Está dominado por la velocidad de la información que se refleja en la innovación de procesos que extienden la duración de la vida, hasta el bloqueo económico a países que no comulgan con el poder y la autoridad.

Cada vez aparecen nuevas formas para mantener o negar el estatus actual. Comparando con la Historia, los medios que hoy utilizan los pueblos son diferentes y paradójicos, que hasta parece que el mundo está satanizado por fuerzas ocultas que borran las definiciones que teníamos y aún tenemos sobre las cosas.

El terrorismo es el nuevo elemento que ha entrado en la civilización que se vive. El mundo está saturado de pobreza, odio y venganza y es la nueva tecnología para luchar contra lo que se considera injusto; se la usa para la destrucción en masa de propiedades y personas. Cada vez más el anonimato está presente: una sola persona que lance una porción mortífera puede arrasar con miles de propiedades y personas.

El panorama está contaminado y es factor multiplicador. Las acciones terroristas contra las Torres Gemelas en Nueva York (septiembre 11 del 2001), en la Estación en Madrid (marzo 11 del 2004) y la reciente en Londres (julio 7 del 2005) sumadas a otras de menor calibre pero muy nefastas son la perspectiva para un mundo sin líderes que marquen la dirección.

El poder de Estados Unidos se va debilitando. Ahora tiene que buscar consenso con los países “más ricos” (G-8), que por su condición de “ricos”, los más pobres del mundo les piden trabajar para tener una vida distante de la asfixia que causa la inequidad.

El mundo está interconectado. La célula del desarrollo y progreso económico está atacada de frente por la convulsión aparecida en los mercados financieros, que lleva a que las empresas de negocios sin discriminación de áreas cambien su estructura y comiencen a buscar nuevos mercados. (Más de lo mismo no será conveniente). En el mundo de los negocios de hoy el cambio y la incertidumbre son factores siempre presentes. La previsión y la prospectiva –parte del pensamiento empresarial estratégico– son las nuevas herramientas del empresario.

Como consecuencia, la innovación es la nueva manera de ver y hacer las cosas ante la realidad de cambio del panorama mundial. La mente inversionista del empresario dejará de ser ortodoxa. La alternativa es equidad o supervivencia.

El panorama es global. No hay marcha atrás. El Ecuador no es una excepción. Habrá factores, como los grupos de interés, las prácticas bancarias y los procesos de manufactura que serán los primeros afectados. Thomas L. Friedman lo anuncia: “El mundo de la globalización... tiende a convertir tanto a amigos como enemigos en competidores”.