El número de estadounidenses que han recurrido a la cirugía para reducir su peso se multiplicó por cinco entre 1998 y 2002, según un informe presentado ayer, que reitera los problemas que causará la obesidad en el sistema sanitario.

Según el estudio de la Agencia para la Investigación y Calidad de la Sanidad (AHRQ), en 1998 solo 13.386 estadounidenses recurrieron a la cirugía bariátrica.

En 2002 la cifra ascendió hasta los 71.733, debido en gran parte a un aumento del 900% en las operaciones en pacientes con edades entre los 55 y 64 años.

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Sumados todos los grupos de edad, en 2002 había en Estados Unidos 11,5 millones de personas de obesidad extrema, de las que solo un 0,6% se sometió a cirugía bariátrica.

Paralelamente y en el mismo periodo, el coste del tratamiento de pacientes sometidos a operaciones para perder peso se multiplicó por seis, pasando de 157 millones a 948 millones de dólares al año.

El costo promedio de cada operación aumentó un 13% en el periodo, pasando de 11.705 dólares a 13.215 dólares.

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Estas cifras se pueden multiplicar de forma drástica en los próximos años, ya que las cifras que maneja AHRQ señalan que en 2005 alrededor de 395.000 estadounidenses con edades entre los 65 y los 69 años cumplirán los requisitos para someterse a este tipo de operaciones .

En 2010, el número podría ser un 20% más alto, hasta los 475.000, “lo que podría tener importantes implicaciones de costes para el programa de Medicare”, afirmó AHRQ.

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“Este estudio demuestra claramente otro lado del desafío que la epidemia de obesidad en Estados Unidos implica para el sistema sanitario de la nación. La demanda de cirugía y sus costos seguirán en aumento”, expresó Carolyn M. Clancy, directora de AHRQ.

Condición
Para ser elegible para una operación de pérdida de peso, conocida técnicamente como cirugía bariátrica, el paciente debe tener un Índice de Masa Corporal (BMI, en inglés) superior a 40.

El BMI es una medida que relaciona el peso de una persona con su altura.