Esta casa grande llamada Tierra es cada día menos la Casa del Hombre. Las noticias de hoy tienen –igual que las de los otros días– su mensaje de violencia del Estado contra el ciudadano multitud. Ahora la información no puede ser peor: los países del G5 (España, Francia, Italia, Alemania y Reino Unido) repatriarán a los migrantes ilegales mediante vuelos conjuntos. La medida la adoptó el citado organismo internacional en reunión efectuada en Evian (Francia).

El proyecto para “barrer” la avalancha de extranjeros del Tercer Mundo contempla un operativo que abarca los campos ferroviarios y marítimos, así como la red vial. Se trata de una cacería de brujas que no solo reprime a los ilegales sino también a quienes les dan trabajo. Incluye muchos sectores al parecer sobrevivientes del nazifascismo. Realizan campañas soterradas contra quienes “les arrebatan oportunidades de trabajo” porque se conforman con menores salarios.

Olvidan esos sujetos los días que vivieron con sus padres y abuelos en los años inmediatamente posteriores a la última guerra mundial. Como dice un refrán popular: “La vaca se ha olvidado de cuando era ternera”. Han lanzado al olvido sus tremendas experiencias, como ilegales en los países a los que emigraron.

Como portavoz del G5, el ministro francés del Interior, Nikolas Sarkozy, dijo que el G5 unirá esfuerzos financieros para efectivar su proyecto conjunto de expulsión de indocumentados. Los aviones fletados contarán con tripulación y policía de los países involucrados.

Se abre, con esta acción, un capítulo nuevo de la guerra del Estado contra los desocupados hambrones que soñaron vanamente con la quimera del trabajo y el pan en abundancia. Y no solamente contra el hambre y la soledad están luchando los ciudadanos del Tercer Mundo. Parados frente al muro infranqueable de las leyes y los reglamentos en idiomas extranjeros, suelen ser acusados por el odio gratuito de los enemigos de todo lo extranjero. Por los perseguidores y fiscales de las creencias religiosas distintas a la propia.

Considero que es buena la ocasión para expresar el respiro de alivio con que ha recibido nuestro pueblo la declaración del Gobierno ecuatoriano en el sentido de que el país mantendrá su independencia y neutralidad en el conflicto armado de Colombia con las FARC. Nuestra contribución en defensa de la paz seguirá limitándose a la celosa defensa de la frontera común.