Según la mayoría de los habitantes, de esta localidad, en   los problemas en el Putumayo actúan los ‘paras’.

Tras los enfrentamientos entre el Ejército colombiano y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), el pasado 25 de junio, el pueblo fronterizo ecuatoriano de Puerto Nuevo, en la ribera del río San Miguel, ha recuperado la calma.

Las canoas con motor parten sin problema desde Puerto Nuevo Teteyé (lugar del lado colombiano donde ocurrieron los últimos actos de violencia por parte de la guerrilla) y desde donde hay buses hacia hasta Puerto Asís (municipio del departamento del Putumayo).
 
Las actividades comerciales han vuelto a su normalidad, pero los habitantes están sorprendidos porque desde esa fecha han recibido constantes visitas de funcionarios del Estado, en Ecuador, y de diversas organizaciones de derechos humanos.

El 90% de los habitantes (alrededor de 700) de este recinto son colombianos y todos se esfuerzan por desmentir que el sitio constituya una zona de descanso para los guerrilleros de las FARC.

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Según José Reyes, vicepresidente de la junta parroquial, esa versión surge de una estrategia para tratar de involucrar al Ecuador en el conflicto colombiano y “eso no le conviene”, opinó.

Historias de masacres
Las historias sobre masacres y persecuciones al otro lado de la frontera no son obra de los miembros de las FARC, según sus habitantes, sino de los paramilitares.

No obstante para los militares del Ecuador esta coincidencia en la acusación a un solo sector de los grupos insurgentes colombianos no es sino una demostración de que en Puerto Nuevo la gente no quiere hablar mal de las FARC por temor a esta guerrilla o porque guerrilleros viven ahí.

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“El problema es que los guerrilleros cruzan vestidos de civil y ante eso el Ecuador no puede hacer nada”, dijeron varios militares que prefirieron omitir sus nombres. “Otra sería la situación si vinieran con el uniforme”, comentó uno de ellos.

En Puerto Nuevo la mayoría de las personas viven del comercio, antes que de la agricultura, indicó Luis, un colombiano que se mudó al sitio desde hace cuatro años.

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“A mi pueblo (Florencia, en el departamento del Caquetá) fueron los ‘paras’ a matar, quemar casas, buscando a los guerrilleros, a mí no me hicieron nada, pero sí a mis vecinos. Yo no me iba a quedar a ver qué pasa, cualquier rato me tocaba a mí”, relató.

Desde que llegó no se ha preocupado por sacar documentos debido a los altos costos y porque eso implicaría volver a su país para hacer algunos trámites.

Quiroga, un panadero que antes se dedicaba a la agricultura, comentó que la dinámica económica de Puerto Nuevo es el comercio, donde se abastecen ecuatorianos y colombianos, sobre todo del otro lado de la frontera.

Allá es imposible tener un negocio, por eso siempre vienen a comprar acá” aunque muchos productos que se comercializan al por mayor (como arroz o azúcar) se adquieren en el vecino país del norte por sus bajos costos, pero las tiendas están acá.

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Del norte también vienen los que acceden a los bares y discotecas o “night club”. Solo en la calle principal (sin nombre) de Puerto Nuevo se encuentran tres de estos sitios.

En el sitio no hay autoridades, salvo la junta directiva de la comunidad. A quienes se conoce es a los miembros del Alto Comisionado para los refugiados de las Naciones Unidas (Acnur).
No hay policías y los militares van “de vez en cuando”, dijo Luis Quiroga, habitante de Puerto Nuevo.

Este pequeño poblado ubicado en plena frontera y frente a los sectores conflictivos de Colombia por los continuos enfrentamientos de militares o paras con la guerrilla, cumplió nueve años de fundación en mayo pasado. Sus habitantes quieren convertirlo en parroquia.

PANORAMA

INCURSIÓN MILITAR
Luis, un ciudadano de Puerto Nuevo, que prefirió omitir su nombre, informó al defensor del Pueblo de Ecuador, Claudio Mueckay, que el pasado 25 de junio (durante el enfrentamiento entre el Ejército colombiano y las FARC) una avioneta y siete helicópteros colombianos dispararon desde el Ecuador a la guerrilla.

NO A LAS VISAS
Demetrio Rojas, otro habitante de Puerto Nuevo, comentó que el Gobierno ecuatoriano para exigir visa como un nuevo documento migratorio debe considerar el intercambio comercial en la frontera.
“Los pasaportes tienen pocas hojas y cada vez que venga le van a poner un sello, la policía se va a hacer mucha plata con eso”, observó.

DE ACUERDO
Rojas sugirió que se puede exigir la visa una vez que el ciudadano colombiano quiera pasar de Lago Agrio al interior del país, “pero eso implicaría una buenas oficinas en esta ciudad para atender la demanda”.

RECORRIDO
El defensor del Pueblo y otras organizaciones sociales recorrieron la frontera para levantar un informe sobre la situación de los derechos humanos en este sector del país.

PARLAMENTARIOS
Los miembros de la Comisión de Asuntos Amazónicos y Fronterizos del Congreso Nacional también efectuarán un recorrido por esas áreas en los próximos días. El presidente del organismo, diputado Julio González (PK), afirmó que existe preocupación por la realidad de abandono y pobreza en que se hallan los habitantes ecuatorianos y colombianos que residen en el sector fronterizo de Sucumbíos, especialmente.

QUEJAS
Un reclamo constante de los habitantes de Puerto Nuevo es la falta de un centro médico, pese a ser una población que está frente a una zona de extrema tensión por el conlifcto colombiano.

AGUA
La obra más importante y casi la única que han recibido los residentes es un proyecto de agua potable, construido con fondos provenientes de de organismos internacionales y el apoyo de los entes seccionales de Sucumbíos.