Interagua es la concesionaria del agua potable y alcantarillado de Guayaquil desde el 11 de abril del 2001. En estos cuatro años  su servicio ha sido cuestionado y reconocido.

Actualmente cumple con el 52% de su meta impuesta en la implementación de conexiones de agua potable y alcantarillado sanitario para el primer quinquenio, que culmina en agosto del 2006.

Pese a que aún falta casi la mitad de lo proyectado, su gerente general, Guillermo Mingolla, es optimista y afirma que cumplirá con lo estipulado dentro del contrato que mantienen con la Empresa Cantonal de Agua Potable y Alcantarillado de Guayaquil (Ecapag).

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El dinero invertido hasta el momento en sus obras, según Mingolla, va de 50 a 60 millones de dólares. Lo proyectado en los 30 años que dura la concesión es mil millones de dólares.

Sin embargo, de los 200 usuarios consultados por este diario, casi ninguno confía plenamente en la calidad del servicio que recibe.

Mingolla reconoce que aunque se ha avanzado mucho, falta por lograr que el servicio sea satisfactorio.

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Hasta ahora los trabajos han logrado que el norte mantenga 24 horas ininterrumpidas de servicio, pero en las zonas centro sur solo hay 10 horas.

Se estipula que en agosto del próximo año se revisen las tarifas de agua potable y Ecapag decidirá si se elevan o no los costos por metro cúbico.

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En los últimos días la calidad del agua potable fue cuestionada por los moradores del suburbio y las comisiones del Consumidor y de los Derechos Humanos del Congreso Nacional.

El debate se centró en la cantidad de cloro que tiene cada litro. El contrato establece que este sea de 0,20 miligramos por litro, pero según la norma INEN de calidad debe ser de 0,30. Ahora se estudia una reforma en este sentido, pero se esperan los últimos análisis conjuntos del agua de varios organismos, para determinar si el líquido fue el causante del brote de hepatitis A que surgió en el suburbio oeste.