La depredación de los tiburones para exportar sus aletas es un enorme impacto al hábitat marino, según la ambientalista Deborah Chiriboga.

La profesional señala que este animal, que se reproduce lentamente, es importante para el control de las poblaciones marinas.

“No es posible que con la matanza de los tiburones creemos un desbalance y un daño ambiental enorme que afecta al hombre, solo para satisfacer a una cultura muy ajena a la nuestra como la China”, expresa Deborah Chiriboga.

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A esta opinión se une la que proporciona en su informe el cabo Hugo Cangá Arroyo, de la Unidad de Protección del Medio Ambiente de la Policía Nacional.

El gendarmen sostiene que los tiburones ocupan un lugar preponderante en el control y equilibrio de los ecosistemas marinos, por lo que la sobrepesca puede acarrear desequilibrios insospechados.

“La práctica antiética y amoral de usar únicamente las aletas de estas especies, capturadas en forma ilícita, se convierte en un peligro para la seguridad alimentaria de las comunidades humanas asentadas en el filo costanero”, indica el documento.

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Agrega el escrito que el cargamento contenía aletas en su mayoría caudales (de la cola), cercenadas a especímenes adultos y jóvenes, lo que constituye un verdadero crimen.