Es absurdo imaginar que el pobre ciudadano pague más por el gas de uso doméstico que los taxistas que, valiéndose de los gobiernos, han encontrado en el cilindro de gas doméstico el combustible preciso y barato para movilizarse en sus taxis, sean estos amarillos o los elegantes taxi amigo, que incluso han logrado que los propietarios de estos negocios tengan un acuerdo o complot con este gremio, para que a ellos sí les cobren $ 1,60; es decir que paguen menos por el cilindro de gas que el usuario común y corriente que lo necesita para cocinar.

Señor Presidente, es increíble la cantidad de vehículos que han reemplazado la gasolina por el gas de uso doméstico. El otro día acudí hasta el puesto de expendio al público del producto y el uno le decía al otro: “a él cóbrale dos dólares que solo para los taxistas es a dólar sesenta”; ¿es o no absurdo esto, señor Presidente?... He dado vuelta a mi cabeza preguntándome cuál sería la solución, lógicamente que no quisiera tener que pagar cinco o seis dólares por un cilindro de gas; pero, al ver la viveza criolla de estos taxistas, felicito a las personas que con mano dura no se dejaron vencer en las últimas manifestaciones vandálicas que propiciaron y en la que yo mismo fui perjudicado indirecto al ir con mi familia en el taxi “que sí quería trabajar”, y a la altura del colegio Guayaquil salió un vándalo con un tronco grande de madera a romper los vidrios del vehículo amarillo, sin respetar a los pasajeros ni a los niños que iban en el vehículo.

Vi en las noticias que ciertas autoridades están obligando a los camiones distribuidores del gas, estacionar en el lugar específico y proceder a la venta directa del gas de uso doméstico; sé que no es la solución, pero con acciones como estas se puede controlar la especulación y el atropello; ya me imagino a los taxistas y a sus parientes ser los primeros “usuarios” de las filas o colas para comprar el gas y entonces estaríamos otra vez en las mismas, por eso mi indignación hace sostener el título que he escrito en esta opinión pública: “Presidente, por favor, quítele el subsidio a los taxigas”.

Publicidad

Ab. Omar Romo-Leroux Pazmiño
Guayaquil