La cumbre del G-8 (los países más ricos e industrializados) se clausuró ayer con un balance positivo para el presidente de EE.UU., George W. Bush, que regresa a Washington cumpliendo sus objetivos en cuando al cambio climático y la ayuda a África, y con pocas concesiones.

Las resoluciones principales de la cumbre de Glenagles, fueron el compromiso de ampliar en 50.000 millones de dólares la ayuda a África y una declaración sobre el cambio climático.

En ambos casos, para Washington es tan significativo lo que aparece escrito como lo que no se incluye.

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En la declaración sobre cambio climático, Bush fue con la intención declarada de dar por superado el protocolo de Kioto para limitar la emisión de gases contaminantes y concentrarse en su lugar en tecnologías que respeten el medio ambiente y permitan la independencia con respecto a los combustibles fósiles.

Lo consiguió. El comunicado tan solo menciona Kioto en una ocasión, para indicar que “quienes lo firmamos nos alegramos de su entrada en vigor”, y, aunque insta a recortar las emisiones de gases contaminantes, no recoge ningún tipo de calendario o medidas concretas para ello.

En la ayuda a África, Bush también se da por satisfecho.

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En lo que Washington ha descrito como un “acuerdo histórico”, los ocho: EE.UU., Gran Bretaña, Canadá, Italia, Francia, Alemania, Japón y Rusia aumentaron su ayuda a los países pobres en 50.000 millones de dólares para el año 2010 y condonarán la deuda de algunos países africanos y latinoamericanos.

Exclusión
Pero no consta una de las medidas en las que el primer ministro británico, Tony Blair, más apoyó y a la que Bush se resistía: el compromiso del G-8 a dar el 0,7% de su Producto Interno Bruto (PIB) a la ayuda al desarrollo el 2015.

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50 MIL MILLONES
de dólares se comprometió a aumentar el Grupo de los Ocho países más ricos del mundo la ayuda para el desarrollo, la  mitad para África, para el 2010. Es el doble de lo que se destina actualmente.

18 PAÍSES
de los más pobres del mundo, entre ellos, Bolivia,  Nicaragua, Honduras y Guyana vieron condonadas su deuda externa en 40.000 millones de dólares.