Los servicios secretos y las fuerzas antiterroristas británicas se pusieron en marcha para detener a los autores, en una operación a larga escala en la que también colaboran agencias de otros países.

El trabajo se inició con la revisión de las cintas grabadas por las cámaras de vigilancia de las estaciones de metro donde se produjeron las explosiones, para tratar de encontrar pistas que conduzcan a la identificación de sospechosos.

También se analiza la grabación de una cámara de vigilancia de tráfico que tomó las primeras imágenes del autobús de la línea 30 en cuyo interior estalló una bomba a su paso por Tavistock Square, en las inmediaciones del Museo Británico.

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“Las grabaciones de video son cruciales” en esta operación, dijo una fuente de los servicios de seguridad, que llamó a la colaboración ciudadana como un elemento determinante para la captura de los terroristas.

Inteligencia cuestionada
La eficacia de los servicios de inteligencia británicos quedó en el centro de una polémica luego de los sangrientos atentados, ya que el nivel de alerta terrorista había sido disminuido unas semanas atrás.

El ministro del Interior, Charles Clarke, defendió ayer a los servicios de inteligencia británicos, al asegurar que “nada se les escapó” y que los atentados del jueves en Londres “llegaron de la nada”.

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Los autores de las explosiones pasaron inadvertidos por el radar de la policía y los servicios de inteligencia, que dijeron no haber recibido advertencia alguna.