Hay muchas cosas que hacer en el país, pero hay por lo menos dos líneas de acción muy claras que deben ser perseguidas y peleadas: la estabilidad macroeconómica y las reformas estructurales. En lo primero hemos avanzado ciertamente, pero los logros son aún inciertos y frágiles y se los puede perder fácilmente. En lo segundo, la agenda inconclusa es enorme, es mucho más lo palabreado que lo efectivamente logrado. Por eso hay que aprovechar la actual coyuntura, incierta y peligrosa, para insistir.

1) El actual Gobierno, corto y transitorio, debería tener un solo objetivo macroeconómico: entregar la mesa servida al próximo Gobierno y a los mismos comensales que somos los ciudadanos. Es decir una transición ordenada, sin sobresaltos, sin la necesidad en el próximo turno de nuevos ajustes o paquetazos. Si el Ecuador pudiera tener 8 años seguidos de tranquilidad (incluso sin reformas estructurales) veríamos cambios significativos en el entorno económico y social. Y esos 8 años deben empezar con este Gobierno cumpliendo su cometido histórico: por primera vez en 25 años una transición sin sorpresas.

2) La eventual devolución de los Fondos de Reserva constituye un atentado a la economía nacional: menos ahorro, problemas futuros (no tan lejanos) en la seguridad social, impactos fiscales muy serios. Pero la gente también tiene razón, ¿qué seguridad hay que esos fondos guardados en el IESS realmente vayan a mejorar las pensiones en el futuro? No es un problema financiero sino de confianza. “Pájaro en mano…” no es una mala estrategia en un entorno donde todo puede pasar y cualquier fondo evaporarse. Busquemos entonces una solución que tome en cuenta ambas posiciones, y además ayude en la solución estructural del problema de la seguridad social. ¡Tres pájaros de un tiro! ¿Se puede? Claro, entregando los Fondos de Reserva a los afiliados pero bajo la obligación de que los depositen en una cuenta de ahorro personal en alguna entidad. Unos pueden escoger al propio IESS, otros a la banca, y hay los que se irán a una administradora de fondos de pensiones. Lo importante es que se mantenga el ahorro (y en el futuro se siga incrementando), que los afiliados tengan un esquema en el que sientan que tienen un mayor control directo sobre sus fondos y que vayamos caminando hacia un sistema de capitalización vía cuentas individuales.

El IESS ya ha tomado la delantera anunciando una cuenta de ahorro para los afiliados. Pero más allá de la duda que siempre surge en estos casos, ¿por qué no presentaron esas cuentas individuales desde hace mucho tiempo?, ¿por qué solo cuando se sienten amenazados?, es absolutamente necesario que el concepto se amplíe: el afiliado debe tener la opción de una cuenta de ahorro sobre sus Fondos de Reserva donde él lo decida libremente: en el IESS o en cualquier institución.

Nota:   Mi repudio firme en tres casos. Uno, el juicio absurdo al Pájaro. Dos, la manera cómo el Municipio de Quito cedió antes las presiones sindicales. Tercero, la manera cómo Petroecuador reintegra trabajadores y encima le exigen indemnizaciones.