No hay nada decidido en la final de la Copa Libertadores, pero Sao Paulo irá el duelo de vuelta con un hilo de ventaja sobre el Atlético Paranaense.

Sao Paulo consiguió empatar 1-1 con Paranaense en Porto Alegre, que el miércoles sirvió de cancha temporal para el equipo de Curitiba, al no contar con un estadio con el mínimo exigido de 40.000 asientos.

Así las cosas, Sao Paulo intentará conseguir el campeonato el jueves de la semana en su estadio Morumbí, el cual sería su primero tras haberse consagrado en 1992 y 1993.

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 Además de que hasta ahora ha tenido una mejor temporada que Parananese, Sao Paulo se arropa como imbatible en casa, hilvanando seis victorias en la Libertadores.

Y Sao Paulo lleva 18 años sin perder en el Morumbí en choques por el torneo continental. Pero los paulistas no se confían.

Esto no se ha acabado, dijo su arquero y capitán Rogerio Ceni. Pero el Morumbí es nuestra casa y vamos a contar con el aliento de miles de nuestros hinchas.

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Las 73.000 entradas que se pusieron a la venta para el duelo del jueves se vendieron en menos de 48 horas esta semana, a pesar de que su precio fue incrementado más de un 50%.

Paranaense, en su tercera Libertadores y a la caza de su primer título, tendrá que remar contra corriente. No ganan en el Morumbí desde hace 22 años, cuando lo hicieron por un partido de la Copa Brasil.

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Tampoco es buen augurio el que Sao Paulo se haya impuesto en siete de los ocho partidos entre sí en los últimos años.

Sabemos que Sao Paulo tendrá todo el apoyo de su gente, pero estoy seguro que vamos a salir adelante con nuestra garra y oficio. No hay imposibles, dijo el técnico del Paranaense Antonio Lopes.

Paulo Autuori, su contraparte en Sao Paulo, advirtió sobre el exceso de confianza.

Hay que tener cuidado: uno no gana de antemano, los partidos hay que jugarlos, dijo Autuori.   Nadie cree que ya somos campeones. Aún tenemos que levantar mucho nuestro nivel.

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