Miles de manifestantes que coreaban:  ¡Todo el poder al pueblo! marcharon ayer hacia la sede de la cumbre del G8, tras horas de protesta debido a una decisión policial –luego revocada– de prohibir la manifestación.

Los manifestantes, con tambores, silbatos y encabezados por un gaitero escocés, recorrieron las callejuelas de Auchterarder, aldea de 4.000 habitantes, hasta el perímetro cercado del lujoso centro vacacional de Gleneagles, sede de la cumbre.

Cientos de manifestantes se desprendieron de la marcha principal y derribaron una cerca junto a la ruta. Atravesaron un campo y llegaron a acercarse hasta unos 600 metros del selecto complejo, en el que se alojan los ocho hombres más poderosos del mundo.

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Policías a caballo y con equipo antimotines corrieron al lugar y recibieron refuerzos en helicóptero. Los manifestantes retrocedieron ante el avance de los agentes con perros, y en principio no se informó de heridos ni detenidos.