Judith Miller, periodista del diario estadounidense The New York Times, fue encarcelada ayer por un juez de Washington, por negarse a revelar sus fuentes anónimas respecto de una filtración de información sobre la identidad de un agente de la CIA (Agencia Central de Inteligencia).

El juez Thomas Hogan determinó que la reportera sea encarcelada hasta que  termine el mandato del jurado investigador, es decir en octubre, o antes, si decide revelar la identidad de sus fuentes anónimas a la justicia.

El segundo periodista involucrado, Matt Cooper, de la revista Time, condenado igual que Miller en primera y segunda instancia a 18 meses de  prisión, aceptó testificar y revelar sus fuentes,  y no fue encarcelado.

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“La decisión de encarcelarla nos deja congelados”, comentó el  editor del The New York Times, Bill Keller, quien afirmó que temía que este precedente “asfixiara” a la prensa.

“Si no se puede confiar en los periodistas para que garanticen la  confidencialidad de sus fuentes, entonces los periodistas no pueden trabajar.  No puede haber prensa libre”, declaró Miller al juez.

“Si las personas pudieran decidir qué órdenes  de la justicia quieren obedecer (y cuáles no), esto sería la anarquía”, dijo el juez Hogan.

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Los periodistas se defienden invocando la primera enmienda a  la Constitución estadounidense sobre la libertad de expresión y señalan que el  respeto del anonimato de las fuentes es indispensable para el ejercicio libre e  independiente del periodismo.

Pero para el fiscal Patrick Fitzgerald, “los periodistas no están habilitados a prometer confidencialidad (a sus fuentes); nadie en EE.UU. tiene ese derecho”.

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Newsweek, competidora de Time, afirmó esta semana que las notas de Cooper revelaban que contactó con el estratega político del presidente George W. Bush, Karl Rove, lo que indicaría que estaría detrás de la filtración.