Esta noche, por primera vez en la historia, dos equipos brasileños se enfrentarán en la final de la Libertadores.

Una cancha ajena al Atlético Paranaense y al Sao Paulo será esta noche el escenario del partido de ida de una inédita e histórica final de la Copa Libertadores, que se disputa desde 1960.

Por el origen común de ambos equipos, el título de la edición 46 del certamen debe dirimirse en un ambiente casi familiar, pero será nada amistoso, según anticiparon los jugadores involucrados.

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La cordialidad esperada entre los rivales quedó alterada por la decisión de la Confederación Sudamericana de Fútbol (CSF) de vetar el fortín del Atlético Paranaense, el estadio Kyocera Arena, y trasladar el partido al Beira-Río de Porto Alegre, que cumple con creces la exigencia de albergar un mínimo de 40.000 aficionados.

Sao Paulo apoyó la decisión de la CSF, aunque su técnico y jugadores negaron que resulte ventajoso enfrentar al Atlético Paranaense lejos de la ciudad de Curitiba, y pese a que una reforma de última hora amplió en cuestión de días la capacidad del Kyocera Arena de 24.000 a 40.000 sillas.

“El Paranaense es uno de los equipos que más evolucionó en el fútbol brasileño en los últimos años, y hasta fue campeón brasileño en esta década. Hicieron una campaña muy parecida a la nuestra en la Libertadores, y sus oportunidades son iguales a las nuestras”, señaló Rogerio Ceni.

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Fichado de urgencia para sustituir al lesionado Grafite, el experimentado delantero Marcio Amoroso dos Santos puede convertirse en campeón en apenas dos partidos.

Él ya jugó los dos de la semifinal, y el lunes causó una agria polémica con los jugadores del Atlético Paranaense al afirmar que con la segura conquista del Sao Paulo habrá que cambiar el nombre del estadio Morumbí por ‘Morumtri’.

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Sao Paulo ganó la Libertadores en 1992 y 1993, y es el favorito al título, debido a su sólida campaña y a las múltiples dificultades que afrontó el Paranaense para llegar a la final.

“Vamos a jugar la primera final en el Beira-Río, y vamos a luchar por un gran resultado. Después, vamos a pelear por el título allá, en el ‘Morumtri’ de Amoroso”, dijo con ironía, la más fina entre las reacciones desatadas, el capitán del Furacao, Marcao.

La inédita final devuelve a Brasil la hegemonía que sus equipos tenían en el continente hasta la edición de 1999, que conquistó el Palmeiras. Un año antes, Vasco da Gama había dado la vuelta olímpica.

En caso de ganar la Libertadores, los jugadores del Atlético Paranaense se dividirán 500.000 dólares; es decir la mitad del premio. El resto será para el club.
Si el campeón es Sao Paulo, sus jugadores y miembros de la comisión técnica se repartirán el equivalente a 290.000 dólares, pero hasta la fecha sus directivos han pagado ya alrededor de 330.000 dólares en premios.

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