Las fumigaciones a las plantaciones de hoja de coca localizadas al otro lado del río Mataje, en suelo colombiano, no se realizan desde hace cinco meses, lo que ha traído cierta tranquilidad a campesinos ecuatorianos asentados en la zona de frontera del cantón San Lorenzo.

Ellos afirmaron que en enero se produjo la última fumigación aérea.

Pese a la suspensión temporal de las fumigaciones, las denuncias de daños en cultivos continúan y se asegura que extensas zonas están abandonadas debido al temor de que en cualquier momento vuelvan a fumigar.

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Isaac Mideros, habitante de la parroquia Mataje, dijo que “ya se les había vuelto rutinario” observar el sobrevuelo de avionetas fumigadoras frente a sus propiedades, ya que ellos están separados de Colombia, solo por el río Mataje, que en ese sector tiene 25 metros de ancho.

El pasado fin de semana, la prefecta de Esmeraldas, Lucía Sosa, visitó la zona de frontera y escuchó denuncias de habitantes de este sector.

La prefecta dijo que “son muchas” las denuncias sobre afectaciones a los cultivos en suelo ecuatoriano.

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Por ello, agregó, pedirá mayor apoyo del gobierno para las comunidades asentadas en la zona de frontera.

Sosa expresó no estar plenamente de acuerdo con la solicitud de visas a los ciudadanos colombianos que deseen ingresar a Ecuador.

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Habitantes de la parroquia Mataje se quejaron que las crecientes del río Mataje en la época invernal estuvieron a punto de afectar el poblado por lo que pidieron la ayuda para construir un muro de contención.

Además, aseguraron que tienen un terreno desde hace ocho años donde piensan mudarse todos los habitantes del poblado, aproximadamente 250 personas, pero como no tienen recursos para reconstruir sus viviendas se ven obligados a quedarse.