Desde hace varias semanas observo que los taxis tienen estampado en sus puertas la tarifa por el servicio que prestan.

Creo que seguirán revisando los vehículos y haciendo esta labor. Pero lo preocupante es que el ciudadano no sabe utilizar correctamente el servicio y hacer valer sus derechos como consumidor.

La Comisión de Tránsito del Guayas (CTG) debería realizar una campaña publicitaria seria y concreta, en la que enseñe al usuario a no negociar por la ventana con el taxista antes de subirse, sino solamente pedir el servicio y exigir al taxista que ponga a funcionar el taxímetro, aquel artefacto que no ha sido comprado para ser un adorno del vehículo sino para prestar su servicio.

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Es más, esa debería ser la responsabilidad y la ética de los profesionales del volante:  cobrar exactamente lo que el taxímetro les indica.

Otro aspecto es el control que los agentes del tránsito deben hacer en la terminal terrestre y en el aeropuerto. Allí no hay controles y los taxistas cobran lo que se les antoja, más si es de noche o feriado. ¿Hasta cuándo?

Señores, esto es también refundar el país.

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Carlos César Miranda Medina
Guayaquil

Es una mala costumbre en Guayaquil que los conductores de vehículos particulares y de servicio urbano se detengan sobre la línea de circulación del peatón, mientras esperan el cambio de la luz roja del semáforo al color verde; cuando lo correcto sería hacerlo sin llegar a topar jamás esa franja de seguridad.

Con el capó de los vehículos o con todo el automotor prácticamente invadiendo esa franja blanca pintada en la calzada de las calles, a los transeúntes se les dificulta cruzar de una acera a otra las vías.

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Los vigilantes de tránsito por orden de la CTG deben emprender una campaña para evitar eso y sancionar a los que incumplan la norma, ya que resulta sumamente peligroso cruzar una calle en esas circunstancias.

Como vemos, aquí en nuestra ciudad, generalmente todos los conductores de vehículos suelen hacer lo que les da la gana, unas veces porque desconocen las reglas de tránsito, y otras porque no hay ley que sancione las infracciones, y muchos menos “pequeñas”, como esa.

Otra tarea que debería emprender la CTG quizás en conjunto con la Municipalidad, es la de hacer conciencia en la ciudadanía en general de no abusar del uso de los pitos, las cornetas, las sirenas, las alarmas, en los automotores, lo cual causa un fastidioso ruido ensordecedor.

Juana de Garcés
Guayaquil

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