Los internos del Centro de Rehabilitación Social de Varones y la Cárcel de Mujeres de Guayaquil cumplieron ayer con su promesa de no recibir visitas de sus familiares y amigos, como medida de protesta dentro del paro iniciado el pasado 20 de junio en los 35 centros del país.

Los reos exigen que el Congreso derogue la detención en firme, la cual permitirá liberar a quienes tengan más de un año sin sentencia, y la aplicación del 2x1 (rebaja del 50% de las condenas cumplidas) en la Ley de Ejecución de Penas.

No obstante, los legisladores plantean analizar el 3x1 que propone una reducción de un año por cada tres de sentencia cumplida por los reclusos, es decir una rebaja del 33% del tiempo de sus condenas.

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El tratamiento de esta ley estuvo en el orden del día del Congreso desde el lunes de la semana pasada, pero los diputados no la analizaron.

Ayer, en la puerta principal del centro penitenciario ubicado en el km 17 de la vía a Daule, fue evidente la aglomeración de personas que reclamaban ver a sus presos. Muchos no sabían que la medida, que continuará hoy, fue decidida por los propios internos.

Édgar Flores llegó desde el cantón Posorja para visitar a su primo Tyrone Carranza, detenido por un supuesto robo. Con él vinieron dos menores que son la hija y el hermano del detenido. Además llevó pescado y camarones para su familiar.

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En cambio, María Cevallos llegó de la Isla Trinitaria (sur de Guayaquil) con su hija de ocho días de nacida para que su esposo, preso desde hace 17 días, la conociera.

Según las cifras que se manejan en el centro carcelario, un promedio superior a las mil personas visita a sus familiares en ambas cárceles durante los fines de semana.

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En las cárceles de Quito y Guayaquil, nueve internos  (tanto hombres como mujeres) se han cosido los labios, enterrado hasta el cuello y crucificado.