Roberto Jefferson acusó a diputados brasileños de ser tránsfugas que se cambian de partido como de camisas.

Acusaciones en el Congreso del diputado Roberto Jefferson contra el Partido de los Trabajadores (PT) por sobornar legisladores, originaron la más grave crisis política que se recuerde en Brasil, desde que en 1992 denuncias de corrupción provocaron la caída del presidente Fernando Collor de Mello.

En una declaración ante el Congreso, que se extendió hasta la madrugada de ayer, Jefferson, ratificó sus denuncias contra el PT, del presidente Luiz Inácio Lula da Silva, e hizo una radiografía cruel del modelo político brasileño.

Afirmó que “todas las campañas electorales” en Brasil son marcadas por asuntos turbios.“No hay campaña de diputado que cueste menos de un millón de reales, pero a la justicia electoral le declaramos 100.000. No hay campaña para senador que cueste menos de dos o tres millones, pero declaramos 300.000”, dijo, blandiendo una carpeta con las declaraciones de financiación de todos los diputados.

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“Mi declaración fue falsa, así como la de ustedes, y todos lo sabemos”, dijo en abierto reto a los otros legisladores, que lo escucharon en silencio.

“Es así desde siempre”, afirmó, esgrimiendo su experiencia de 23 años como diputado, y añadió que esas irregularidades se repiten en campañas para concejales, alcaldes, gobernadores y presidente.

Jefferson denunció también cómo son repartidos los cargos en las empresas públicas en cada gobierno.

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Señaló que en la actual administración los altos cargos en las empresas públicas se nombraban en reuniones en el Palacio presidencial, que coordinaba el secretario general del PT, Silvio Pereira.

“Silvio nombraba, José Genoino (presidente del PT) consentía y (el ex ministro de la Presidencia) José Dirceu bajaba el martillo”, explicó Jefferson, quien aclaró que participaban líderes de los partidos aliados al régimen.

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Sin embargo, exculpó de todo al presidente Lula, de quien manifestó que es “un hombre honesto y decente”, al que garantizó que seguirá apoyando, sobre todo en su proyecto de reforma política.

Sobre el PT, que en 25 años de historia levantó las banderas de la ética y el combate a la corrupción, afirmó que al llegar al poder sus líderes no supieron librarse de las garras de un “sistema perverso”.

La diputada y ex jueza Denise Frossard, que ha pasado su vida en los tribunales y cumple su primer mandato parlamentario, confesó estar “asombrada” por los métodos de financiamiento de los políticos del Gobierno y del Congreso, y preguntó si ha sido así en otros gobiernos.

“Siempre ha sido así”, insistió el diputado, del Partido Trabalhista  Brasileño (PTB, aliado del PT), quien se pronunció por una reforma política que establezca reglas claras para financiar las campañas y acabe con un Congreso “en el que todos cambian de partido como de camisa”.

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Ese “transfuguismo”, acotó, es lo que permite sobornos a legisladores, “sin ideología ninguna y preocupados solo con sus propios negocios”.