El parlamento legalizó este jueves el matrimonio gay pese a la oposición de los sectores conservadores y el clero, con lo que España es el tercer país en el mundo que oficialmente confiere igualdad de derechos a las uniones homosexuales.
  
La medida fue aprobada por 187 votos a favor, 147 en contra y cuatro abstenciones en el Congreso de los Diputados, integrado por 350 bancas. El proyecto de ley, que pese a su polémico carácter fue defendido a capa y espada por el gobierno socialista y fue una de sus promesas electorales, permite además a las parejas gay adoptar niños y testar en igualdad de derechos entre esos cónyuges.
  
El Senado, donde los conservadores tienen mayoría, rechazó la semana pasada el proyecto, aunque como la cámara alta tiene solamente un cometido asesor, la última palabra en materia legislativa la tiene el Congreso de los Diputados.
  
Las parejas gay podrán casarse en cuanto la ley salga publicada en el Boletín Oficial del Estado, lo que podría ocurrir el viernes y a más tardar en un plazo de dos semanas, dijo la oficina de prensa del parlamento.
  
Tras anunciado el recuento final de votos, los activistas que ocuparon las galerías del público lloraron, aplaudieron, se abrazaron y lanzaron besitos a los legisladores.
  
Varios miembros del conservador Partido Popular, opuesto a la legislación, gritaron    Esto es una desgracia!, mientras los partidarios aplaudieron en pie la medida.
  
Holanda y Bélgica son las otras naciones que reconocen el matrimonio homosexual. La Cámara de los Comunes en Canadá aprobó el martes una iniciativa que legalizará esas uniones para fines de junio, siempre que el Senado la apruebe, lo que se espera que ocurra en breve.
    
No somos los primeros, pero estoy seguro de que no seremos los últimos. Después de nosotros vendrán muchos otros países, motivados, señoras y señores, por dos fuerzas imparables: la libertad y la equidad, dijo el presidente del gobierno José Luis Rodríguez Zapatero a los legisladores antes de la votación.
  
España es desde hoy   un país más decente, porque una sociedad decente es aquella que no humilla a sus miembros, afirmó el líder socialista.
  
El líder popular Mariano Rajoy, a quien el presidente de la Cámara Manuel Marín no autorizó a hablar en el hemiciclo por no haber solicitado antes la palabra, indicó luego que su partido quizá apele la legislación al Tribunal Constitucional.