Dolor y pesar invadían la tarde de ayer el domicilio de la familia Centurión López, durante el velatorio de Jefferson Saib Centurión López, de dos años, quien murió el pasado martes por un balazo que recibió en el rostro.

Familiares y vecinos aún no comprendían cómo Richard Wladimir Espinoza Plaza (a) Marihuana, a quien señalaron como autor del disparo, ingresó un arma la casa de Juan Centurión Jorgge, padre de la víctima, en la 12 y Calicuchima, suroeste de la ciudad.

Centurión, un humilde obrero de 33 años, observaba desconsolado el pequeño ataúd blanco que contenía el cuerpo del único hijo que procreó con su esposa Verónica López Alcívar, de 20.

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Entre sollozos, el hombre relató que Espinoza, quien está prófugo, y según registros de la Policia Judicial (PJ-G) no tiene antecedentes policiales, llegó al inmueble mientras su pareja ayudaba al infante en sus tareas del prekinder.

“Lo que sé es que este hombre (Espinoza) llegó, saludó a la gente que estaba allí, porque es conocido del barrio, y de repente sacó un arma, la rastrilló y supuestamente se le escapó el tiro”, señaló indignado Centurión.

La abuela paterna del menor, Carmen Jorgge, afirmó que cuando ocurrió el hecho había otros niños en la casa.

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El hombre, quien denunció el crimen en la Fiscalía, afirmó que Espinoza llamó por teléfono la madrugada de ayer para “preguntar por la salud de mi hijo”.

Según el protocolo de autopsia practicado al niño, la bala ingresó por el lado derecho de la nariz, atravesó varios órganos y salió por la axila izquierda.