La declaratoria de cuarentena en Manabí por la presencia de 236 casos de fiebre aftosa desde el pasado viernes, provocó una demanda inusual de vacunas en la zona, aunque esto no evitó que se detecte otro caso en el cantón El Carmen.

Hasta ayer las brigadas del Consejo Nacional de Erradicación de la Fiebre Aftosa (Conefa) inmunizaron a 400 mil de las 750 mil reses que existen en la provincia.
Hasta el 17 de junio pasado solo 320.000 reses habían sido vacunadas.

El último brote de aftosa se detectó en una hacienda del cantón El Carmen, en el norte de Manabí. A esto se unen otros casos comprobados en fincas de Chone, Tosagua y Bolívar.

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El coordinador provincial del Servicio de Sanidad Agropecuaria (SESA), Franklin Pita, explicó que con la cuarentena se prohíbe la movilización de reses desde Manabí a otros sitios del país, así como su ingreso a la provincia hasta el 14 de julio próximo en que termina la medida.

Pita afirma que el periodo de incubación del virus dura entre siete y quince días. “El resto del tiempo es un periodo a prueba en el que no debe presentarse otro brote. Solo así se levantará la cuarentena en la fecha señalada”, explicó el funcionario.

La medida es criticada por miembros de la Asociación de Ganaderos de Montecristi. Ellos aducen que compraron las dosis para vacunar a sus reses. “No puede ser que por la irresponsabilidad de otros ganaderos tengamos que pagar justos por pecadores”, dijo Jacko Fernández, quien posee 25 cabezas de ganado.

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La prohibición de comercializar carne se da para evitar que la fiebre aftosa se propague a otras zonas del país. Según el SESA, el 80% de las 750 mil cabezas de ganado que hay en Manabí son animales productores de carne. “Los ganaderos solo podrán vender queso o leche (derivados) hasta que la cuarentena pierda vigencia”, recalcó Pita.

El SESA envió un técnico a los camales para supervisar que se cumpla con la prohibición de faenar carne mientras dure la prohibición.