El ejército de terracota del primer emperador de China enterrado en Xian (norte), uno de los mayores descubrimientos arqueológicos del mundo, está amenazado por la contaminación, que podría destruir estas piezas de 2.200 años de antigüedad.
Cientos de figuras de terracota, desenterradas progresivamente durante las tres últimas décadas, comenzaron a perder sus colores con la oxidación a causa de su exposición al aire, indicó ayer el diario South China Morning.
Las partículas ácidas suspendidas en el aire deterioraron la superficie de estas estatuas, cubriéndolas con una fina capa de polvo, y debilitan también el yeso que da seguridad a esas obras.
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“Si una pierna o un hombro se desprende, toda la figura se daña”, según un experto citado por el diario.
Los arqueólogos consideran que en tres fosas hay unos 8.000 soldados y caballos de terracota. Unas 2.000 piezas fueron desenterradas hasta la fecha, 1.172 de ellas se exhiben al público.