El lema es alusivo a las “últimas palabras que pronunció el papa Juan Pablo II antes de morir”, explicó un miembro del Movimiento Vida Cristiana, promotora de la cita, quien pidió la reserva.

El evento católico duró tres días. En ellos, los alumnos (más de 700, según la fuente) efectuaron actividades como pláticas, dinámicas, presentación de conclusiones, oraciones, juegos y más, acotó.

Expresó que el Congreso “busca espacios de reflexión sobre temas de la realidad actual en que se buscan respuestas a los problemas de la sociedad”.

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Los chicos –continuó– hacen un compromiso de fe en la cotidianidad y en los espacios de reflexión con las visitas al Santísimo.

Manifestó que en las primeras horas de ayer, los jóvenes visitaron el sector del Fortín (norte de la ciudad), donde dieron clases de catequesis a los alumnos de una escuela del sector e hicieron dinámicas recreativas, entre ellas, caritas pintadas.

Más tarde, aproximadamente a las 10h30, en el auditorio del plantel ubicado en el kilómetro   17 de la vía Perimetral, el padre Enrique Granados dirigió una jornada de pláticas, charlas y recepciones de grupo.

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Allí, entre cánticos, testimonios y dinámicas, los chicos hacían sus compromisos de fe y recordaban las experiencias vividas en los días que duró el Convivio y que tenía previsto concluir la tarde de ayer con una misa de clausura.

Uno de los estudiantes, Andrés Alvear, del Spellman de Quito, expresó: “Siento un cambio de vida,  he buscado respuestas. Me he encontrado con Dios”. En cambio Gisella Rodríguez encerró en   “el amor de Dios es muy grande”, para resumir su sentir.

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En los días del Congreso, los chicos efectuaron “el reto Convivio”, que consistió en la suma de ofrecimientos al Santísimo  (llegar a un número determinado de rezos y visitas a una imagen religiosa) en la capilla del colegio.