Un año después de que el ejército estadounidense traspasara la soberanía en Iraq, el 28 de junio del 2004, el país sigue siendo escenario de numerosos actos violentos y se han acentuado las discordias confesionales y étnicas.
Lo único positivo ha sido la participación masiva de 8,5 millones de iraquíes en las históricas elecciones del pasado 30 de enero y la creación de un proceso político, en un país que ha dejado de ser el estado que fue durante la última década con Saddam Hussein.
Bagdad tiene relaciones diplomáticas con más de 40 países, incluso antiguos enemigos como Irán y Kuwait, y una resolución de la ONU legitimó la presencia de tropas extranjeras.
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Por lo menos 10.000 civiles resultaron muertos en ataques desde el traspaso de poder el 28 de junio, según la entidad británica Iraq Body Count.
El secretario de Defensa de EE.UU., Donald Rumsfeld, señaló ayer que podría haber un recrudecimiento de la violencia en Iraq de aquí a diciembre, pero indicó que los insurgentes perderán la batalla.
Otros 33 muertos
Al menos 33 personas murieron y 27 resultaron heridas en ataques suicidas ayer contra las fuerzas de seguridad iraquíes en la ciudad de Mosul, en el norte del país, según fuentes militares de EE.UU..