A las 11h15 de ayer llegaron al aeropuerto Simón Bolívar, procedentes de Guatemala, 84 de los 90 emigrantes ecuatorianos que fueron interceptados por el barco estadounidense US Rentz el 24 de junio pasado frente a las costas del país centroamericano cuando intentaban continuar hacia Estados Unidos.

Los 67 hombres y 17 mujeres, entre ellos siete menores, denunciaron que en el trayecto desde el lugar donde fueron rescatados hasta Guatemala, que duró cuatro días, recibieron malos tratos de los marinos estadounidenses.

Según los relatos, los emigrantes partieron la madrugada del 8 de junio desde un lugar indeterminado de la costa ecuatoriana en una embarcación pesquera hacia Guatemala y en la mañana del cuarto día de viaje se dieron cuenta que los cuatro tripulantes los  abandonaron.

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Luego notaron la presencia del buque estadounidense que se acercaba hacia ellos.

“Los estadounidenses se subieron al barco y arrojaron al mar las manzanas, naranjas, colas y galletas que dejaron los del pesquero”, dijo la cuencana María Largo, quien decidió viajar porque su trabajo como vendedora de verduras en el mercado El Arenal no le alcanzaba para mantener a sus seis hijos.

“Gritaban en inglés, parecía que nos insultaban y se veían  molestos. A dos compañeros les esposaron los pies y las manos, y les dejaron todo el día bajo el sol. Ni en el barco pesquero nos trataron así”, contó William Guayllas, un agricultor oriundo de Naranjal, quien tras constantes pérdidas “porque no pagan lo justo”, dejó a su esposa y dos hijos en busca de un mejor futuro para ellos.

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Según estos emigrantes, los marinos del US Rentz tomaron a seis de sus compañeros de viaje y los acusaron de ser los miembros de la tripulación implicados en el tráfico de indocumentados.

“Ellos son de Cuenca y Cañar todo el tiempo estaban en la bodega con nosotros.
Los tripulantes eran cuatro y ellos huyeron al darse cuenta que venían la patrulla de Estados Unidos”, aseguró María Quizhpe, oriunda de Cañar.

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Patricia Castro, de la Defensoría del Pueblo, refirió que un delegado de esta organización viajó a Guatemala para tramitar la libertad de los seis ecuatorianos porque “son inocentes y  víctimas de los traficantes de humanos”.

Al grupo de 84 migrantes se unió otro ecuatoriano detenido en ese país, Maximiliano Anchundia.